Así llaman al despacho que han montado los ex del Central Hispano: Ángel Corcóstegui, Fernando Gumuzio, Martínez Simancas y Baldomero Falcones, todos ellos defenestrados por Emilio Botín. Y en verdad que son caídos. Lo cierto es que lo único que han pretendido es ahorrar costes, aunque sigue sin estar claro a qué se van a dedicar. A asesorar.

Por de pronto, el despacho anda huérfano de casi todo. Ellos dicen que los poderosos de verdad ni leen prensa ni utilizan Internet. A ellos les leen y les navegan, preferentemente sus comunicadores y secretarias, que suelen ser los-las más informados-as. Los muy, muy poderosos, no tienen ni ordenador, porque no se dedican a trabajar, sino a coordinar y planificar. Pero, por el momento, el despacho despacha poco. Es decir, más talento prejubilado y desperdiciado.