- La UE utiliza una supuesta "confianza de los inversores" para amenazar y chantajear al país vecino.
- Le dice a Portugal que cualquier desviación del ajuste "neutralizará los esfuerzos ya hechos y conseguidos por los ciudadanos portugueses, específicamente la creciente confianza de los inversores en Portugal".
- La troika asfixia a los portugueses con el respaldo de Alemania. Wolfgang Schaeuble dice que Portugal tendrá que buscar nuevas vías de ajuste.
- Passos Coelho anuncia recortes en sanidad, seguridad social, educación y en las empresas públicas. Por lo menos, asegura que no subirá los impuestos.
A la presión de la troika sobre los portugueses se une la de Alemania, que por boca de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, ha defendido que Portugal tendrá que buscar nuevas vías de ajuste: "Portugal ha realizado muchos progresos en el último año de cara a recuperar el acceso a los mercados financieros, pero después de esta decisión tendrá que encontrar nuevas medidas".
Claro, ante semejante presión, el primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, anunció ayer que su Gobierno aprobará nuevos recortes de gasto para compensar el agujero en las cuentas públicas que creará la aplicación de la sentencia del Tribunal Constitucional que declara ilegales algunas de las medidas incluidas en el actual presupuesto luso. En un discurso dirigido a la nación, aseguró que para evitar un segundo rescate será necesario reducir los gastos en sanidad, seguridad social, educación y en las empresas públicas.
Eso sí, aseguró que no habrá una subida de impuestos, que algo es algo: "El Gobierno no acepta aumentar más los impuestos, que parece ser la solución que el Tribunal Constitucional favorece con sus interpretaciones. Hacerlo cuestionaría irremediablemente nuestras posibilidades de recuperar a tiempo nuestra economía y de creación de empleo", señaló.
Passos Coelho justificó las medidas de ajuste diciendo que el país se encuentra en un estado de "emergencia nacional" pero está determinado a cumplir con los compromisos adquiridos con la troika. Y es que la troika es mucha troika. Y en connivencia con ella, numerosos inversores -muchos de ellos bancos alemanes- deseosos de recuperar sus inversiones a costa de los ciudadanos portugueses. A eso nos referimos con la amenaza de los inversores, que no están dispuestos a perder esos 1.300 millones de euros más que tiene que ajustar Portugal.
Porque es lo de siempre: al final pagan justos por pecadores. Y los ciudadanos no tienen la culpa de una mala gestión de sus gobernantes.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com