Por tanto, debe fusionarse. Ni tan siquiera se preocupan de demostrarlo, aunque la respuesta es evidente: si una caja pequeña puede quebrar por una operación el problema no es su pequeñez, sino que no debió realizar dicha operación. Es evidente que la Caja de Onteniente no debe financiar a General Electric y el Santander sí, pero eso no significa que el Santander sea más rentable que la Caja de Onteniente.
A ver, que yo sepa, todo el negocio bancario consiste en un equilibrio entre fondos propios y volumen de activos, el famoso coeficiente. Si se unen dos entidades, se sumarán los fondos propios, pero también los activos. Verbigracia: si una caja con 5 denarios de recursos propios y 100 de activos tiene un coeficiente de 5%. Si se junta con otra con otro 5 denarios de recursos propios y 100 de activos -otro coeficiente cinco- el resultado será una nueva entidad con 200 denarios de activos y 10 denarios de recursos propios. Total... un coeficiente del 5. Idéntico riesgo.
A no ser que lo que me estén diciendo es que el director general de una de esas cajas prestó a quien no debía, por ejemplo a un promotor -los promotores trabajan con apalancamientos del 100 por 100, una locura que nadie les ha puesto en entredicho hasta que ha estallado la burbuja- y les ha dejado tirados.
Pero hombre, eso no se arregla con fusiones ni tiene nada que ver con tal dimensión. Con lo que tiene que ver es con un mala gestión, con la concentración del crédito en prestatarios dudosos que no se juegan ni un euro -ni un denario- de su propio bolsillo. Ergo, no hay que fusionar esas cajas, lo que hay que hacer es despedir al mal prestamista, no fusionarle con otro para ocultar su fracaso, cuando no para ascenderle.
Entonces, ¿a qué viene esa obsesión del Banco de España y del Gobierno Zapatero por fusionar bancos y cajas, y por hacer un fondo, con nuestro dinero, claro está, para salvar posibles faltas de solvencia (aquí se confunde interesadamente liquidez y solvencia). Pues porque el objetivo no es la cacareada solidez del Sistema. De lo que estamos hablando es del intento del PSOE de aprovechar la crisis para controlar bancos y cajas, sobre todo cajas de ahorros.
En el colmo de la desfachatez, el Gobierno nos anuncia que no informará de los bancos recipiendarios -más bien recibidores- de capital público. Lo hacen, -¡Qué buenos- para preservar su imagen. Ahora bien, el Gobierno Zapatero, es decir, el PSOE, tendrá una doble palanca para doblegar voluntades: otorgar dinero a quien le plazca y, una vez dentro, convertir esos fondos en capital y modificar la dirección. Como la tercera derivada: forzar una fusión según los propios intereses.
Ejemplo: el Gobierno quiere cargarse a Francisco González de la Presidencia del BBVA. Que mejor que capitalizar -en sentido literal o en el sentido e influencia sobre el Consejo- sus ayudas públicas. Otro ejemplo, el Gobierno quiere subsumir en una megafusión andaluza de cajas a Cajasur, la caja de la Iglesia a la que lleva acosando un par de décadas y que ahora, al fin, puede absorber, colocando al frente al ambicioso Braulio Medel, de Cajasur, tan ambicioso como sumiso a los dictados de una institución tan corrompida como la Junta de Andalucía, que controla el socialista Manuel Chaves desde hace más de 20 años.
Más ejemplos de utilización de fondos públicos para controlar la banca: el Gobierno podría tocarle las narices al Banco Popular, que siempre le ha caído muy gordo, o podría ocultar los errores de gestión que han cometido sus chicos. Dos ejemplos: El ex vicepresidente del Gobierno Narcís Serra, al frente de Caja Catalunya, es otro socialista egregio, el presidente de Caja Castilla-La Mancha, Juan Pedro Hernández Moltó (aquel del Míreme a los ojos, señor Rubio...). Y por cierto, de pequeñas ni Caixa Catalunya ni la CCM tienen nada.
Y si hay que certificar la necesidad de fondos públicos, es decir, una intervención encubierta en una entidad, no hay cuidado: de eso se encarga el neutral Banco de España, prestigioso supervisor del sector, un organismo técnico e irrefutable, cuya opinión es -al decir de Miguel Boyer- canónica, de naturaleza independiente... al frente del cual Zapatero ha puesto a una socialista de carné, especialmente sectario, como Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
En definitiva: no se necesitan fusiones bancarias, que lo único que producen son despidos. El tamaño no tiene nada que ver con la rentabilidad, al menos en el sector financiero.... ni en ningún otro, con la probable excepción de las infraestructuras. La única justificación de las fusiones bancarias es la ambición de banqueros y políticos.
Otrosí: si un banco o caja quiebra, por su mala política de créditos, que quiebre. Lo único que puede admitirse es que el Estado proteja al pequeño ahorrador (he dicho al pequeño), y no al inversor, pero nada de proporcionar liquidez, con dinero del contribuyente, al mal banquero: que no es más que un coladero para controlar bancos, para premiar al amigo y castigar al enemigo.
Y con luz y taquígrafos, por favor, que ya está bien de tomaduras de pelo y de que el señor Zapatero, aprendiz de tirano, aproveche la crisis de especulación para aumentar su poder.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com