"Es una cuestiones de matices, hay que plantear el problema con mayor naturalidad". Estas son las retóricas palabras que la diputada socialista catalana, Montse Palma, pronunciaba en Radio Intereconomía.
- ¿Pero se trata de deporte o de política?, le pregunta el entrevistador.
- Deberíamos dejar de hacer política con el deporte, porque el deporte está muy por encima de la política, es una expresión cultural que muestra el espíritu de superación, el compañerismo y la competitividad. Politizar el deporte sería malo para el deporte y para la convivencia.
- Entonces, ¿por qué algunos miembros del Tripartito han afirmado en fechas anteriores que animarían a la selección catalana en un eventual enfrentamiento con la española? ¿Existe una repentina afición por el hockey sobre patines en el tripartito?
- Bueno, es evidente que el deporte tiene un componente de sentimiento de pertenencia. Pero en Cataluña es muy normal que la gente salga a animar a la selección catalana y también a la española.
O sea, que hablamos de política. Y el hockey es una excusa como otra cualquiera. Y la selección catalana se coló por política. Y el comentario para que la selección española se cambiara de nombre, es política. Y la propuesta de que se retire el peor clasificado, es política. Tan política como el anuncio de Maragall de denunciar al Gobierno Zapatero por traducir la Constitución a la lengua oficial señalada en esa ley orgánica llamada Estatuto de Autonomía de Valencia. ¿Les importaría parar el tren para que me apee de este país antes llamado España?