Como ya hemos informado en estas mismas pantallas, la situación política y financiera de CiU es extraordinariamente delicada. La pérdida del poder de la "Generalitat" de Cataluña se suma a la ausencia de poder municipal. La estrategia de "resucitar" el Pacto de Barcelona no es sino una huida hacia delante que podrá amenazar su desaparición.
En esta coyuntura, el Gobierno Tripartito catalán ofrece a Artur Mas el cargo de jefe de la Oposición con cargo a la "Generalitat" de Cataluña y rango de "honorable". Mas se ha apresurado a aceptar el cargo. En primer lugar, porque fuera de Sant Jaume hace mucho frío y es mejor quedarse de opositor que quedarse al margen. "Molt honorable" es mejor que "honorable". Pero "honorable" es mejor que nada. En segundo lugar, porque los 120.000 euros que cobrará el delfín de Pujol serán abonados con cargo a la "Generalitat", aligerando costes de una formación política que se ha quedado sin fuentes de ingresos.
Sin embargo, el sí de Mas podría significar el suicidio de la coalición nacionalista. Porque CiU necesita tener margen y libertad para hacer una verdadera oposición. Y la sombra del Tripartito no parece la mayor garantía para esa oposición ya de por sí compleja sin apoyo mediático alguno. El problema de CiU es el de siempre: confundir lo urgente con lo importante. Y como dice el refranero popular, "las prisas son para los ladrones y los malos toreros". Con perdón del consistorio barcelonés...