Unas obras en Moncloa tuvieron la culpa de que Galán fuera visto por la canallesca

Es lo que tienen las obras. En la mañana del martes 16 un tropel de periodistas cubría la entrevista del presidente del Gobierno y el lehendakari. Unas obras impidieron que el edificio habitualmente destinado a ruedas de prensa se utilizara para este fin en la presente ocasión. En su lugar, los periodistas fueron enviados a la oficina económica de Presidencia, que dirige David Taguas, el ínclito sucesor de Miguel Sebastián. Y cuando toda la canallesca montaba guardia, de repente se ve salir de la susodicha oficina nada menos que al presidente de Iberdrola, Ignacio S. Galán. Hombre no tardo de reflejos, Galán quiso salvar la situación colocándose en el asiento del guardaespaldas, justo al lado del conductor, pero no coló. En el momento presente, con media España pendiente de la reconversión eléctrica, con Endesa en manos de ENEL, con Suez y E.ON empeñados en entrar en España y con la pugna entre Iberdrola y ACS, es lógico que David Taguas "intercambiar impresiones" con el presidente de Iberdrola. Sólo para eso porque, como todo el mundo sabe, este Gobierno nunca interviene en la vida de las empresas privadas. Nunca jamás.