Sr Director:
Si en algo se ha caracterizado el año que finalizamos es porque ha estado polarizado por la economía, tanto por parte de los políticos como en los medios de comunicación, y en nuestra vida cotidiana.
Así, en el discurso de Navidad el Rey nos ha recordado, entre otras cosas, que "no todo es economía", rememorando la frase que se hizo tan popular durante la campaña de Bill Clinton en 1992: "no es sólo la economía, estúpidos".
Pero claro, como dice el refrán "del dicho al hecho hay mucho trecho", porque quizá en la felicitación del Monarca lo más importante fue lo que no se dijo, y que todo el mundo echó en falta, y en ese sentido se cayó en una flagrante contradicción, ya sea por prudencia o pusilanimidad, ya sea por no alimentar el victimismo o por condescendencia, pese a que la situación de emergencia nacional lo demande.
Y es que el déficit más importante que tenemos y que hemos de paliar es una falta de mayor libertad, más España, y más valores, sin los cuales no hay economía que valga. Esto lo entendió mejor, en parte, el anterior Gobierno en el intento de transformación de la sociedad a modo de ingeniería social y cultural con leyes como la del aborto, el matrimonio homosexual, el modelo educativo, o al rescribir la historia. Sin embargo, es habitual la frase repetida por el actual presidente del Gobierno: "Hemos hablado de lo importante, la economía", sin atreverse a cambiar gran parte de las leyes sociales promulgadas en la anterior legislatura.
De ahí que sea común el pensamiento de que la derecha está más capacitada para enderezar la economía con medidas liberales y de austeridad –aunque a veces se contradiga-, y la izquierda, más dada al gasto público desmedido, sea la que se erija en autoridad hegemónica de la cultura y la transformación social. Por eso, el complejo de inferioridad moral de la derecha renunciando a dar la batalla de las ideas y haciendo dejación del mandato de su mayoría social, supone la quiebra de la confianza y la desafección de una gran parte de su electorado que les espeta con indignación: "¡no es sólo la economía, estúpidos!".
Al principio la música de la regeneración democrática que lideraba el Gobierno sonaba bien, pero ahora la letra nos evoca un PPOE. Esperemos a este año…
Javier Pereda Pereda