No hay demasiadas razones para creer en las garantías que pueda ofrecer un Gobierno que ha nacionalizado manu militari unos recursos energéticos gestionados mediante contratos legales y conocidos públicamente. Así se expresa el editorial de El País en su edición de este lunes. Para dejarlo más claro : a las empresas les puede resultar más rentable abandonar sus posiciones en Bolivia que mantenerlas en un régimen de escasa remuneración e inseguridad jurídica.
El diario de don Jesús sugiere que es mejor hacer las maletas como hizo el Banco de Santander tres días antes de las elecciones bolivianas que mantenerse en el país con márgenes escasos e inseguridad jurídica. Una rendición preventiva en toda regla.
¿Por qué no aboga El País por defender con firmeza los intereses españoles? Parece que el independiente de la mañana apuesta por el perfil bajo y buenrollista de Zapatero y De la Vega. Diálogo, mucho diálogo.
Sin embargo, existe una alternativa diferente: la defensa firme de los intereses empresariales españoles en el extranjero. Es la posición de Solbes que advierte que en caso de que las negociaciones no den su fruto, España se reservaría margen jurídico ante una nacionalización que más bien parece una expropiación. Si España llevara el asunto al GATT, las sanciones comerciales podrían ser tan potentes que probablemente doblarían el pulso del líder cocalero.
Pero España parece apostar por el diálogo. ¿Qué pasa si las negociaciones fracasan?, le preguntaron a la 'vice' el pasado viernes. Me coloca Ud. en un escenario que no existe y el Gobierno va a centrar todos sus esfuerzos en el diálogo, contesta. Ante la debilidad española, la fortaleza boliviana. Morales anuncia que no cambiará ni una coma el decreto supremo, anuncia la expropiación de las tierras y considera razonable elevar la factura del gas en un 65%.
Y ahora, ¿qué? Solbes se encuentra muy molesto con la desautorización de la vicepresidenta y presiona con su dimisión. Una dimisión que Zapatero no se puede permitir si quiere seguir manteniendo una imagen internacional de cierta seguridad y estabilidad en la ortodoxia económica. Pero mucho nos tememos que se impondrá el 'buen rollo como sea' antes que la defensa firme de los intereses españoles.
En cualquier caso, Repsol YPF no puede irse e Bolivia porque perdería todo lo invertido. Otra cosa es que no llegue a nuevos acuerdos con el Gobierno Morales, y que no explote los yacimientos que tenía previsto explotar ni realice las obras de infraestructura que planeaba. La banca no es el petróleo.
Y una cosa más: ¿qué pasaría si Repsol pasara a manos de la francesa Total? ¿Es exagerado pensar -como piensan grandes directivos de compañías españolas- que la masonería francesa está rigiendo los destinos empresariales españoles?