El presidente de la Caixa, Isidro Fainé, contrario a las fusiones El modelo de los años 80 de concentraciones de entidades bancarias es el que propugna el gobernador del Banco de España y el Gobierno. Lo podemos bautizar como modelo Mariano Rubio. La broma de entonces nos costó 9.000 millones de euros de la época. Ahora la reestructuración del sistema financiero podría salir por 60.000 millones de euros, según Credit Suisse.
Esta es la hoja de ruta, el protocolo ante crisis bancarias del que dispone el Gobierno. Prioridad: fusiones privadas. El problema es que no son entidades privadas, porque las cajas son entes extraños, pero no estrictamente privados. Pero es que además, tampoco son fusiones, sino intervenciones encubiertas. Dice MAFO que hay que buscar el sistema que menos cueste a los contribuyentes y que sea más transparente.
Puede que las fusiones sean más baratas, pero no más transparentes. Lo transparente si una entidad está mal es intervenir. Porque el sistema de intervención obliga a poner todas las cartas encima de mesa y a justificar la gravedad de la situación. Y además, los gestores deben de asumir sus responsabilidades. Porque poca gracia haría que el gestor que ha llevado a su entidad a un callejón sin salida acabase de vicepresidente de la resultante como reina madre. Y era lo que se pretendía con el ya ex presidente Hernandez Moltó.
Por si no se había entendido bien, el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, ya ha dejado claro que no es favorable a las fusiones. Es una voz autorizada porque es caja, pero no en situación de dificultad. Y ya ha dicho a quien le quiera escuchar que no quiere quedarse con La Caixa del Penedés ni tampoco con Caixa catalunya de Narcís Serra. Los activos de fuera de Cataluña de la caja de Serra, si le interesan