Tras la trágica muerte de su esposa, que le dejó desconsolado con un niño de corta edad, el director Mark Pellington, como ejercicio de catarsis, decidió llevar al cine un guión del mexicano Albert Torres que giraba sobre la fe y la esperanza
Luke Wilson interpreta a Henry Poole, un hombre totalmente deprimido tras conocer que padece una enfermedad terminal. Este individuo decide buscar refugio (los últimos días de su vida) en la casa donde pasó su infancia. Al ser imposible esa compra se instala en un chalet en el mismo barrio de las afueras de Los Angeles buscando la soledadPero este deseo no se cumplirá cuando su vecina hispana, Esperanza, crea descubrir los rasgos de Cristo en una mancha que ha aparecido en la fachada de la casa de Henry que, para más complicación, empieza a exudar sangre humana. A partir de aquí, y cuando se empiezan a producir fenómenos inexplicables, vecinos, feligreses de la parroquia de Esperanza y, el mismo Henry, se cuestionarán si se encuentran ante una serie de casualidades o un milagro
Esta comedia dramática es especialmente curiosa porque, a pesar de moverse en la ambigüedad, aborda de una forma interesante cómo creyentes o incrédulos pueden afrontar un fenómeno inexplicable: o bien, como Poole, negando la evidencia o, como Esperanza, poniendo toda su fe en ella
Que quede claro que El milagro de Henry Poole no es una película religiosa al uso puesto que incluso muestra una de las caras menos agradables para muchos creyentes; la exageración presente en muchos fervores populares. Pero este largometraje interesa porque lanza al espectador, aunque sea de forma liviana, una serie de preguntas sobre sus creencias y a los escépticos les cuestiona el porqué de su incredulidad o de su falta de feComo supondrán temas que normalmente no se afrontan en las películas actuales de Hollywood ni, mucho menos, de España
Para: Los que quieran ver un drama original