Tengan en cuenta que lo único que hemos logrado con la implantación del euro, al menos en los denostados países periféricos, consiste en homologar precios, pero no salarios. De tal manera que un café en un bar madrileño cuesta lo mismo que en Berlín o Londres pero los alemanes de Berlín cobran un 80% más que los españoles de Madrid mientras los británicos de Londres cobran más del doble que los madrileños de Madrid.
Y esto nos ha ocurrido por perder la soberanía monetaria. Imagínense ustedes lo que sucederá si perdemos toda soberanía económica: fiscal, laboral, política de rentas, Estado del Bienestar, etc.
No sé a ustedes pero a mí no me agrada ser un protectorado de Francia y Alemania y, a fuer de europeísta, que lo soy, no me agrada lo más mínimo el IV Reich, regido desde Berlín, una Europa calvinista y anticatólica -es decir, amargada y servil- guiada por un capitalismo financiero salvaje, ajena a la solidaridad fundacional, que no consistía en salvar a los inversores en deuda sino a todos los ciudadanos, a través de la mayor aportación de los ricos al presupuesto común de la Unión. Ahora, lo único que hacen los gobiernos ricos, además de especular en los mercados, es imponer su criterio a medianos y pobres a través de los mercados financieros. Y los mercados de deuda y las bolsas se han convertido en un arma más eficaz para dominar Europa que las divisiones acorazadas del III Reich.
No, no podemos ceder más soberanía económica. Ya hemos cedido la monetaria y miren lo que hemos conseguido.
Pero es que, además, la ineptitud económica y el cainismo resentido de Zapatero -que masacra al compatriota español mientras cede sumiso ante alemanes y franceses- están llevando a situaciones grotescas. Somos un protectorado, pero un protectorado de la Europa plutocrática.
El colmo ha llegado cuando Ángela Merkel, convertida en la emperatriz continental, nos ofrece -¡Qué buena son las madres ursulinas!- que trabajadores españoles acudan a trabajar a Alemania. ¡Cuánto bueno y qué agradecidos debemos estar a la señorita Rottenmeier! Oiga y, por el momento, ZP no ha reaccionado por el expeditivo, y esperado, método de enviar a doña Ángela a tomar por donde amargan los pepinos y se rompen los cestos. Con diplomáticas maneras, por supuesto.
No se preocupe señora Merkel, que en España no nos sobran los trabajadores calificados que usted pretende. Más bien agradeceríamos que el Deutsche Bank -por concretar en alguien el poder financiero alemán- nos envíe menos especuladores en deuda española, vamos que se están forrando con nuestra deuda y encima el presidente del Gobierno español y SM el Rey reciben al soberbio Ackermann, presidente del Deutsche y sospechoso -los tribunales le condonaron en una polémica sentencia en el Caso Vodafone- y le expresan su sumisa gratitud por forrarse el riñón especulando contra el Reino de España.
¡Oiga ZP, oiga Majestad, un poco más de dignidad, caramba!
Estamos en la Europa plutocrática, la Europa donde gobierna el dinero y para los adinerados.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com