Escribo este artículo con cierto miedo porque el doctor Luis Montés, el de Leganés, es uno de esos señores que en cuanto le citan en un medio público te mete un par de demandas y/o querella. Seamos cautos.

Miguel Ángel Rodríguez (MAR), antiguo portavoz de José María Aznar le llamó nazi en un programa de televisión y el juez y El País se han despachado a gusto: tendrá que indemnizar a Montes con 30.000 euros.

El amigo Juan Cruz es uno de los columnistas vertebrales del PRISA. Hoy, desde El País, se ha lanzado contra MAR por insultar a un "médico honorable". No sé si será muy honorable pero si puedo evitar caer en sus manos como paciente, me pido libertad de médico.  

Por cierto, que el juez abronca a TVE y Tele 5 por llevar al periodista sabiendo el "carácter" de éste. ¿Y qué quiere decir con eso Su Señoría? Es su función juzgar el carácter de los acusados.

Otra perla del artículo de El País consiste en la radiografía judicial de los hechos. Se trata de demostrar que todo el mundo le ha dado la razón al honorable facultativo. Por puro olvido, que no negligencia, por supuesto, eluden explicar que el tribunal que archivó el caso estaba compuesto por tres jueces, dos de los cuales habían firmado el manifiesto judicial pro-eutanasia.

Otro sí. Se trataba de juzgar si las sedaciones del honorable doctor eran o no eutanasia, prohibida en España. Según los jueces no, pero en cuanto fue exonerado, el honorable se convirtió en el gran defensor de la legalización de la eutanasia. Claro que se trata de una pura casualidad.

Pero muy útil, porque los progres viven del Estado de Derecho, especialmente cuando el Derecho acaba por ser controlado por el Estado, es decir, por el Gobierno, y el Gobierno está controlado por un grupo mediático.  

Cruz insiste en la insondable maldad de MAR, le acusa de mentir (una injuria no es una mentira, es una injuria, Juanito) pero emplea palabras que, dado el caso, resultan, cómo diría, curiosas: dice que MAR mentía para "alargar la agonía pública del acusado". Pertinente lo de agonía, sí señor, en referencia a un médico al que se le acusaba de acortar la agonía de sus pacientes. Pero no la agonía pública, sino la privada.

El honorable ha debido sufrir mucho con el proceso judicial, pero nos quedamos sin saber cuánto han sufrido los familiares de los sedados.

Eulogio López

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