Sr. Director:
Fue el drama de mujeres que se practican abortos ilegalmente en Brasil, que llevó a la doctora holandesa Rebecca Gomperts, de 38 años, a ser feminista. En el 97, ella trabajó a bordo del navío de Greenpeace. En una conversación con un colega brasileño sobre las restricciones que la ley impone a esa práctica aquí, se interesó por el tema y pasó a estudiarlo. Hoy, al frente de la ONG Women on Waves, ofrece números significativos para defender su causa: son 46 millones de abortos en el mundo por año, de los cuales 20 millones son ilegales. Como consecuencia de ellos mueren 80 mil mujeres.
Rebecca creó una unidad ginecológica móvil, el A-Portátil, que embarca en navíos alquilados. Ella y su equipo llegan a donde el aborto está prohibido y llevan a las pasajeras a aguas internacionales, donde les proporcionan la asistencia segura. Pero más que el aborto en sí, su prioridad es la discusión. Hace dos semanas, a su navío se le prohibió atracar en Portugal. Esto fue suficiente para que el debate allá esté caliente hasta hoy.
Usted trabaja en una clínica de abortos en Amsterdam. ¿En qué momento tuvo la idea de Women on Waves?
Gomperts: Nació de mi experiencia en el Rainbow Warrior, el navío del Greenpeace, donde actuaba como médico. Encontré en América del Sur, inclusive en Brasil, incontables mujeres traumatizadas por un embarazo indeseado. El sufrimiento era físico y psicológico por la falta de acceso a los medios legales de practicarse el aborto. Como mujer y como médico quedé impresionada. Las historias eran de partir el corazón. Había las que habían sido violadas, gente muy pobre y algunas excluidas de sus comunidades. Ellas me inspiraron a crear, en el 99, el Women on Waves. Al ayudar a un número pequeño de mujeres, nuestra intención es transformar las leyes a través del debate.
¿La prohibición disminuye el número de abortos?
Gomperts: En Holanda, donde el aborto es permitido, tiene el porcentaje más bajo de abortos del mundo. Brasil, tiene una de las más altas. Esto, también se debe a la falta de educación sexual apropiada. Pero vamos a encarar: la prohibición sólo empuja a las personas a la ilegalidad. Y como médico digo que el procedimiento sólo es seguro realizado en condiciones apropiadas. De higiene inclusive.
¿Cuántos viajes usted ya ha realizado?
Gomperts: Fuimos ahora a Portugal, pero nuestra entrada no fue permitida. En 2001, estuvimos en Irlanda y, en 2003, en Polonia. En las dos semanas en que permanecimos allá, centenas de mujeres desesperadas nos llamaron pidiendo ayuda. A pesar de la cantidad de protestas, muchas consiguieron llegar a bordo y recibir ayuda. Nuestra presencia hizo que el tema, que es tabú, fuera debatido exhaustivamente en las radios, en la televisión y en el periódico por semanas. Una encuesta hecha por el Centrum Badania Opinii Spolecznej, órgano oficial, reveló que el 44% de las polacas eran favorables al aborto. Antes de nuestra visita. ¡Después de ella, este número subió para 56%! Ahora las leyes antiaborto están siendo revisadas.
¿Cuántas personas viajan con usted?
Gomperts: Depende, pero en general viene el capitán, tres marineros, un ingeniero, enfermeros y médicos voluntarios. Y trabajamos con el apoyo de los médicos locales.
¿Cuántos abortos realizan en cada viaje?
Gomperts: Lamentablemente no podemos ayudar a todas las mujeres que nos buscan. En Polonia, por ejemplo, fueron diez porque el Gobierno local sólo nos permitió salir y volver de las aguas extraterritoriales tres veces. Sólo la legalización del aborto podría ayudar a todo el que lo precisase.
¿Qué técnica usted usa?
Gomperts: Usamos la aspiración a través de un pequeño tubo que llega al útero. Las mujeres reciben anestesia local. O entonces les damos dos medicamentos seguros y eficaces administrados con supervisión médica.
¿Usted pretende venir al Brasil?
Gomperts: Brasil está en mis planes, pero sólo cuando consiga levantar fondos para comprar un navío, porque el viaje es muy caro en barco alquilado. Nosotros dependemos totalmente de los donadores. Uno de nuestros donadores, es un brasileño muy generoso. Brasil es responsable por 1,4 millones de abortos anuales. Por razones humanitarias, países católicos, como Italia, ya relajaron sus leyes antiaborto. A cada seis minutos muere una mujer en algún lugar del mundo por falta de cuidados.
¿Hay quien la acusa de neocolonialista por defender los principios feministas diferentes a los países que visita? ¿Qué piensa usted de eso?
Gomperts: Somos parte de un proceso democrático. No forzamos a nadie a subir al barco, apenas ofrecemos una alternativa segura. Las leyes antiaborto no previenen el aborto. Lucho para garantizarle a las mujeres del mundo un derecho que es de ellas. Por este punto de vista, me siento a gusto de comparar mi trabajo al de las organizaciones como Amnistía Internacional y Médicos sin Fronteras.
Patricia Kogut
Revista O Globo. Brasil