Narbona dijo que el Ejecutivo tenía la última palabra; encontronazo con el tripartito

La Genaralitat anuncia por sus pistolas un trasvase Segre-Llobregat. Se trata de desplegar las potencialidades del Estatut, argumentan. ¿Qué opina el Gobierno? La ministra responsable, Cristina Narbona, aclara que el Gobierno tendría la última palabra. Pero no aclara cuál sería esa última palabra. Pues bien, ya la tenemos. De la Vega señala en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que el Gobierno no se opone a los trasvases de manera generalizada, "pero sí a aquellos que son insostenibles social, económica y medioambientalmente, como el del Ebro". Y ocurre que el Segre es Ebro. Ergo el Gobierno veta el trasvase propuesto por la Generalitat. Muy educada, pero patada en la espinilla.

No obstante, para compensar, De la Vega asegura que el Gobierno trabaja para que en Cataluña "como en el resto de España" se utilicen todos los instrumentos para garantizar el abastecimiento humano. En este sentido, no descarta que las obras en la desaladora de Carboneras (Almería) pudieran servir para abastecer a la zona de Barcelona "o a otras que lo necesiten en aplicación del principio de solidaridad".