Trabajo ha elaborado recientemente un informe en el que fecha en el 2015 los números rojos del sistema público de pensiones "aunque la economía vaya bien". El ministerio que dirige Caldera llega incluso a proponer alargar la vida laboral hasta los 70 años. Con estas perspectivas se explica mal el proyecto despertado por el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, de prejubilar a 25.000 funcionarios.
Da la impresión de que con los empleados públicos siempre se practica una excepción. Se aprobó la creación de un fondo de pensiones privado, que es lo mismo que demostrar la falta de fe en el sistema público de pensiones. Y ahora se plantea una prejubilación que es lo mismo que desconfiar en la prolongación de la vida laboral.
Porque en el fondo, lo que subyace de esta política es el desprecio a los mayores, a la experiencia. Lo que algunos han venido a bautizar como "quemar bibliotecas". Eso sí, al modelo británico, que ha anunciado su intención de amortizar a 100.000 empleados públicos hasta el 2008.
Las negociaciones comenzarán a la vuelta del verano y se aplicará probablemente para el 2006 dentro del programa de "modernización" de la Administración Pública. Lo curioso del tema es que el ministro de Economía, Pedro Solbes, que en un inicio había mostrado sus reticencias sobre un proyecto en el que no había participado, ahora lo avala. Eso sí, con matices: No ser hará a todos los funcionarios, sino en función de las necesidades de la Administración. Vale, perro serán igualmente 25.000 funcionarios entre 58 y 64 años los que regresarán a su casa con bajas incentivadas a cargo de la Seguridad Social. ¿Pero no habíamos en que el sistema era insostenible?