A la hora de emitir esta edición de Hispanidad, va a comenzar la Junta de Accionistas (Asamblea de Accionistas) de Aerolíneas Argentinas, propiedad de la española Air Comet (Viajes Marsans). La Asamblea se celebra cinco días después de que el Gobierno de Néstor Kirchner impugnara las cuentas presentadas por la empresa española con cargo al ejercicio 2003.

 

Y van dos, porque el Estado también ha impugnado ante los tribunales las cuentas de 2002. En otras palabras, toda la campaña de prensa de Gonzalo Pascual, Gerardo Díaz y Antonio Mata (presidente de Aerolíneas) sobre las estupendas relaciones de las empresas con la Administración Kirchner se diluyen.

 

Pero hay más. En el balance de Aerolíneas, empresa que el Estado español regaló a Viajes Marsans y a la que además aportó 758 millones de dólares para su reflotamiento, sólo constan aportes por valor de 200 millones de dólares. A esa cifra habría que sumar los 300 millones de dólares de dinero público español donado por la SEPI para pagar pasivos (un pago que, asimismo, está ya en los tribunales), así como los 85 millones que el nuevo gobierno socialista, con una SEPI presidida por Enrique Martínez Robles, no ha abonado todavía. En resumen, hagan ustedes las cuentas y verán que aún quedan por justificar, a 31 de diciembre de 2003, unos 173 millones de dólares de dinero público español que no se sabe dónde han ido.

 

Pascual, Díaz y Mata harían bien en explicarlo.