El Ejecutivo argentino borra a tres millones de pobres de la estadística

Hace dos años los argentinos comprobaban con sorpresa, estupor y un cierto cachondeo el hecho de que en España un alcalde o concejal pudiera unir a dos hombres o a dos mujeres en civil matrimonio. Pero ningún país está libre del acoso del lobby gay.

En el Congreso argentino ya existen dos iniciativas para legalizar como matrimonio la unión entre dos personas del mismo sexo y permitir así la adopción por homosexuales. A ella se une ahora la del Instituto Nacional contra la Discriminación, a cuya presentación acudió Zerolo, abanderado zapateril del mensaje rosa.

El caso es que mientras las autoridades argentinas dejan colar en su agenda los intereses del lobby homosexualista, los auténticos problemas de desigualdad, que afectan a la propia supervivencia quedan a un lado. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández Kirchner, anunciaba la semana pasada una reducción de la pobreza en el país, basándose en datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Todo eso un año después de que el anterior presidente (ahora primer caballero) descabezara el organismo responsable de la estadística y cambiara los métodos de medición de los principales indicadores económicos. Sin ir más lejos, la inflación oficial es del 9%, mientras se estima que la real se encuentra en torno al 30%. En cuanto a la pobreza, el Gobierno de Kirchner ha borrado de un plumazo a tres millones de pobres. Por cierto que una de las razones para dar prioridad al gaymonio es que las estadísticas reflejan una aceptación social del 70%.