La verdad es que el petrolero Exxon Valdez, de la primera multinacional del mundo, Exxon, derramó menos crudo en Alaska que el Prestige en Galicia. Sin embargo, ha sido condenado a pagar cerca de 5.300 millones de euros a los afectados, entre ellos a 30.000 pescadores. Pero el Gobierno Aznar no tiene ningún miedo de que pueda suceder algo parecido con el Prestige.
Al igual que suele ocurrir con las tabaqueras, es el especialísimo sistema judicial europeo el que salva a quien comete delito medioambiental o un delito contra la salud. Y es que los jueces europeos deben atenerse a las indemnizaciones que prescribe la ley según los casos, mientras que los norteamericanos, por decirlo pronto, pueden decidir la indemnización que consideren conveniente sin atenerse a una cuadrícula previa. En definitiva, un juez norteamericano ha impuesto una indemnización de 5.300 millones de euros a la primera petrolera del mundo, mientras que aquí será el erario público el que cubra los daños ocasionados por el Prestige. El Gobierno es feliz con ello, porque, tras las indemnizaciones, pagada por todos, llega la calma.