El Ejecutivo Zapatero ha dejado claro que va a cumplir su propósito de convocar un referéndum sobre la Constitución europea en cuanto ésta haya sido aprobada. Como se recordará, nada más producirse el triunfo electoral del 14-M, Zapatero, sin solicitar nada a cambio, anunció que apoyaría el proyecto constitucional de Giscard d'Estaing, avalado por Francia y Alemania, lo que representó un giro copernicano respecto a las posturas del Gobierno Aznar. Sin embargo, franceses y alemanes no nos han devuelto el favor.
En la noche del jueves 22, Europa nos sacudía una bofetada con las reformas del algodón, el olivo y el tabaco, con resoluciones muy perjudiciales para los agricultores españoles. La propia vicepresidenta del Gobierno se vio obligada a reconocer que el acuerdo era claramente insuficiente y que, al menos, en el caso de las reformas del algodón iba a ser recurrido por España. De la Vega defendió desesperadamente a la nueva ministra de Agricultura, Elena Espinosa. Según el Gobierno, Espinosa no ha fracaso dado que sólo ha vivido los tres últimos días en una negociación que se ha desarrollado a lo largo de nueve meses. Pero todo el mundo sabe que en las negociaciones comunitarias el partido se juega en los últimos minutos.
El caso es que existe la sensación general en el sector de que la rendición de Zapatero ante los intereses alemanes y francés, al menos por el momento, no nos ha servido para mucho.