La polémica en torno a la propuesta de la conseller de Sanidad de la Generalitat de Catalunya, Marian Geli, de aplicar el euro sanitario está resultando patética a la par que divertida. Tras el estallido de la negativa, la mencionada Geli ha mostrado sus dudas "ideológicas". O sea, que no se ha atrevido a defender su "papel de trabajo".

 

¿Y por qué tanta polémica? El primer problema planteado es el político. El diputado de ERC, Uriel Bertrán, se ha mostrado muy contrariado porque la propuesta de la consellería se haya hecho pública sin consensuarse en el seno del tripartito. O sea, ERC está molesta porque no se le ha consultado. Delicado antecedente de la manera en que Maragall deberá de regir los destinos de Catalunya. Por otra parte, se entiende mal que ERC se moleste por la supuesta deslealtad del PSC cuando fueron los republicanos los que se entrevistaron con los etarras sin comunicárselo a sus socios.

 

El segundo problema es también político. Argumenta la ex ministra de Sanidad Ana Pastor, que el euro sanitario quebraría la unidad del sistema sanitario. Tiene gracia que un euro pueda quebrar la unidad del sistema y el hecho de que Andalucía financie el capricho de los transexuales no quiebre la unidad del sistema. Por lo demás, cada autonomía es soberana en sus competencias y responsable en la financiación de dichas competencias. ¿O no? Por cierto, ayer mismo se aprobó el céntimo sanitario en Cataluña. En realidad no será un céntimo, sino 2,4 céntimos por litro de más que los catalanes pagarán en relación al resto de los españoles para financiar su Sanidad. ¿Esto no quiebra la unidad?

 

Y ya puestos a quebrar la unidad del sistema podríamos analizar la absoluta asimetría existente en el tratamiento fiscal y económico de la familia entre comunidades autónomas. No digamos nada de la exención fiscal vasca y navarra en el impuesto sobre sucesiones. Pero estas diferencias no molestan. Al contrario, se supone que fomentan la competencia fiscal entre comunidades autónomas. ¿Qué es entonces lo que molesta en el céntimo sanitario?

 

Muy fácil: la ideología. El estatalismo inoculado en las sociedades europeas no concibe nada diferente a la sanidad gratuita. Hablar de copago produce en sí mismo sarpullidos peligrosos. Pero, honestamente, calificar de "copago" al euro sanitario parece una exageración. El euro sanitario no tiene como finalidad la recaudación, sino la reducción del consumo sanitario, porque como dice el refrán "de lo que no cuesta, se llena la cesta". Por lo demás, el euro sanitario ya había sido inventado por las aseguradoras sanitarias con un notable éxito: menor aglomeración, mejor servicio e igual cobertura.

 

Y esto es fácilmente entendible salvo que la razón se encuentre nublada por la ideología. Nuestros vecinos franceses ya lo han aplicado. Y el equipo económico de ZP se muestra partidario. Pero la demagogia se impone sobre Solbes & cía. La negativa ha sido rotunda por parte del PSOE, Iniciativa per Catalunya e incluso Convergencia Democrática. El renovado secretario general de CDC, Artur Mas, aprovecha la polémica para hacer sangre: "La solución no puede ser siempre hacer pagar a los ciudadanos". ¡Déle usted demagogia para el cuerpo!

 

Luis Losada Pescador