El Gobierno regulará la libertad religiosa e impondrá una ley de plazos para el aborto

Al ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, también le gusta jugar con las palabras. Si a Zapatero le costó pronunciar "crisis", a Fernández Bermejo le cuesta pronunciar "eutanasia". Así, ni siquiera habla ya de "muerte digna", término empleado hasta ahora por los partidarios de la eutanasia para evitar la violencia de la palabra. Ahora es más bonito y Bermejo habla de regular "el derecho a vivir dignamente", aunque al final a uno lo matan igual. El responsable de Justicia lo plantea en forma de libertad del individuo frente al Estado y añade que se trata de defender el "derecho a no padecer". Por eso, habrá ley de eutanasia y será en esta legislatura.

En un encuentro organizado por Europa Press, Bermejo echó mano del estilo Bono para recordar que tiene "una formación cristiana profunda". Premisa que enarbola todo aquel que quiere arrearle un palo a la Iglesia sin destapar sus fobias, ya que a continuación añadió que las encíclicas condenan el encarnizamiento terapéutico y que "muchos están obviando ese aspecto". Debió de leer profundamente mal todas esas encíclicas, porque el encarnizamiento se refiere a impedir la muerte natural del paciente.

Si hace siete meses el Gobierno esperaba una "demanda social" para cambiar la Ley del Aborto, ahora parece haberla encontrado. El ministro de Justicia añadía que a la demanda social había que añadir un análisis sobre cómo ha funcionado hasta el momento la ley. En fin, que también habrá cambio en la ley del aborto y el objetivo es, tal y como se anunció en el Congreso del PSOE, una ley de plazos: aborto libre.

Más juego semántico: hay que regular la libertad religiosa, según el ministro, aunque parezca una contradicción. Según Bermejo, esa regulación no pasa "necesariamente" por la modificación de los acuerdos con Santa Sede, ya que se trata de "igualar, no de rebajar". Una vez más, para beneficiar a las minorías.