Sr. Director:

 

Al parecer, en plena precampaña electoral, a menos de dos meses de los comicios generales del 14-M, la noticia que más trascendió a los medios hablados y a los escritos es que Francisco Álvarez-Cascos (FAC), el 'dóberman' del PP y azote o bestia negra del PSOE, se retiraba del teatro de la política, pidiendo que se le dispensara respeto a su intimidad, el mismo que él había procurado a la vida privada de los demás.

Bueno, pues hasta mi señora y venera(n)da madre sabe que Cascos compareció acompañado por su media naranja actual y por la mitad de sus seis hijos. Pero no sólo sabe eso; mi bienquista progenitora es capaz de contar con pelos y señales y de cabo a rabo el agitado currículo sentimental del faccioso FAC. Conoce el nombre y primer apellido de su prima esposa, Elisa Fernández, con quien se casó en 1971 y tuvo cuatro retoños. No ignora que, cuando se acabó cuanto se daban y recibían Elisa y él, éste halló el amor en la persona y el primer apellido de Cristina, relaciones públicas de una central nuclear burgalesa; que, luego, en 1996, vinieron las nuevas nupcias con Gemma Ruiz, con quien tuvo otros dos renuevos; que la pasión volvió a esfumarse o sublimarse y Cascos, hecho añicos, cascos, cisco o trizas, náufrago de amor, encontró puerto en María, su novia actual, directora de la galería madrileña Marlborough (acaso el Mambrú de la canción infantil, que se fue a la guerra). Así, como me lo ha contado, se lo cuento.

Ángel Sáez 

angelsaezgarcia@tudela.com