En la mañana de este martes se celebraba en Madrid un desayuno de trabajo con Carlos Saladrigas, responsable del Cuban Study Group, uno de los principales think tanks que trabaja en la transición cubana. Saladrigas es un importante empresario de Miami, de corte pragmático, poco dado a discursos apasionados y afincado en el pragmatismo. Quizás por eso apoya el fin del embargo y un discurso de la administración americana tendente a establecer puentes de entendimientos. Sí coincide en cambio en la exigencia de libertad de presos políticos y de respeto de los derechos humanos. Y más: avala al Gobierno español que restablece la cooperación con el pueblo cubano "mientras haya un discurso firme a favor de los derechos humanos".
Pues bien. Su propuesta consiste en un microcrédito dotado de 50 millones de dólares financiado por empresas e instituciones particulares. La idea es empujar al propio cubano a que salga de la pobreza por ellos mismos. Y probablemente saldrá bien, porque como recuerda el propio Saladrigas "el mercado informal es un mercado de fuerzas competitivas". Y el cubano está acostumbrado a inventarse la existencia a diario. ¿Han hablado ya con el Gobierno cubano? "Estamos dispuestos a hablar con quienes ellos digan". O sea, que no. El proyecto ha contado de una "excelente acogida" de instituciones financieras españolas y del mismo Gobierno. "Nos hemos reunido con miembros de la Cancillería y la recepción ha sido muy buena". ¿Con la oposición? "También; nosotros no somos como el régimen que persigue a la oposición".
Además, el Cuban Study Group quiere promocionar un fondo empresarial de 200 millones de dólares para promover el desarrollo empresarial. Se trataría de emular el modelo seguido en las repúblicas ex soviéticas con fondos públicos. Y la idea de Saladrigas es que el fondo de 200 millones se aportado a partes iguales entre Estados Unidos y la UE. ¿Modelo chino? "El problema es que en Cuba no hay chinos", responde a la gallega. "Lo importante es que los cambios comiencen ya", concluye.