- El 'premier' británico insiste en que el candidato del PPE es de la "vieja guardia" y se opone a las reformas que él defiende para la UE.
- Rechaza la política comunitaria, que permite que su país se llene de europeos que 'abusan' de los servicios sociales británicos.
- Cameron, apoyado por Suecia y Holanda, templa gaitas con Merkel en una mini cumbre conservadora en Suecia.
- La canciller germana resiste en la defensa de su candidato Juncker, pero el proceso para elegir al sucesor de Barroso se ha paralizado.
Las últimas elecciones del 25 de mayo cambiaron el mapa del Parlamento europeo. Los dos grandes partidos, populares y socialistas, perdieron votos y sobre todo margen de maniobra. La realidad política ya no es la misma y eso explica muchos de los movimientos posteriores para gobernar la UE, como la mini cumbre que hoy martes celebran en Suecia los líderes de ese país, Reino Unido, Alemania y Holanda sobre el futuro de la Unión Europea. ¿Qué sobrevuela La candidatura de Jean-Claude Juncker para presidir la Comisión Europea, que sigue teniendo el apoyo de Angela Merkel pero no de los otros tres países, gobernados también por conservadores. El más beligerante es Cameron (en la imagen), que ha amenazado con salirse la UE si Juncker preside la Comisión. Es preciso recordar que hay un referéndum en Gran Bretaña en 2017. Nada nuevo en la línea del clásico chantaje británico de me aprovecho de la UE en lo que me sirve y las más de las veces contra ella para ver qué pillo después.
Tras el 25-M el PPE pasó de 265 a 214 escaños, mientras que los socialistas mejoraron, aunque no tanto como esperaban, de 184 a 191 escaños. En definitiva, ninguno de los dos partidos puede gobernar sin el apoyo del otro. Esa es la realidad y a ella hay que añadir los dos 'granos' salidos en Francia, donde el ultraderechista Frente Nacional -que carga, entre otras cosas, contra la política migratoria europea- fue la fuerza más votada, y en el Reino Unido, donde el grupo que más sufragios recibió fue el antieuropeísta Partido para la Independencia de Reino Unido (UKIP).
En la mini cumbre de Suecia no sólo pesa la oposición a Jean Claude Juncker del Reino Unido, Holanda y Suecia, sino la propia visión de la Unión Europea.
Las diferencias hoy por hoy son insalvables. El 'premier' británico, David Cameron, ha insistido en su deseo de ver una Unión Europea reformada, "más abierta, competitiva y flexible" y menos ocupada en lo que calificó como "interferencia inútil". Vamos, que lo que quiere evitar Cameron es, en definitiva, que su país se llene de europeos procedentes de otros países en peores condiciones que 'abusan' de los servicios sociales británicos. Bien es cierto, sin embargo, que si la Unión es Unión, la solución estaría en homogeneizar las distintas legislaciones en tres campos: los sistemas públicos sociales, los sueldos y la presión fiscal. Pero eso le provoca urticaria a Cameron y, por otros motivos, también a Alemania.
A falta de conocer las conclusiones de la mini cumbre de Suecia, sólo emergen las diferencias y la esencial está en Juncker sí-Junker no.
El ex primer ministro luxemburgués era el relevo natural de Durao Barroso por su condición de candidato del PPE. Y, de hecho, el Parlamento europeo ya ha encargado que comiencen los contactos para que presida la Comisión. Sin embargo la oposición de Holanda, Suecia y, sobre todo, Gran Bretaña, ha paralizado el proceso, que debería concluir en la cumbre del 26 y 27 de este mes. Pero la propuesta que presenten los jefes de Estado y de Gobierno de la UE al Parlamento debe ser con mayoría cualificada, algo que de momento no es posible.
Cameron ha repetido en Suecia la misma amenaza que planteó la semana pasada: si Juncker sale elegido su país saldrá de la UE. Y es que, para Cameron, Juncker es un representante de la vieja guardia que se opone a las reformas que él defiende para la Unión.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com