La era de tipos bajos que se inició con el euro mantuvo el crecimiento y no disparó la inflación en la UE

El euro nació con los tipos al 2%, en la frontera misma de la inflación media europea y por debajo del IPC de algunos países miembros de Eurolandia, por ejemplo, España. Como moneda doméstica nació en 2002 pero como apunte financiero ya operaba en 1999. Por tanto, ya marcaba el precio oficial del dinero.

Esto significa que desde hace ocho años hemos vivido con tipos históricamente bajos. En principio, la patronal bancaria europea puso el grito en el cielo, criticando el mandamiento del francés Jacques Delors, para quien el valor del dinero debía ser parejo al IPC. Según la teoría clásica bancaria, eso significa que las entidades se quedan sin margen.

No ha sido así, naturalmente, y todo este periodo de tipos bajos ha servido para experimentar un fuerte crecimiento económico y un ‘boom' del sector de la construcción, que aprovechando el bajo cote de las hipotecas (compensando por un subidón en los precios, que conste) han servido como motor económico.

Pero ahora el Banco Central Europeo se empeña en lo contrario, para combatir un supuesto peligro inflacionario en Europa, a pesar de que las estadísticas lo desmienten. Tanto Jean-Claude Trichet como el FMI de Rodrigo Rato animan las subidas del precio del dinero, que ya duplica el precio con el que nació el euro.

En cualquier caso, el BCE decidía en la mañana del jueves mantener los tipos en el 4% en Eurolandia, aunque el "consenso de mercado" predice nuevas subidas en septiembre. Por de pronto, la primera consecuencia es que los precios de los pisos no bajan –aunque no suban tanto- pero las hipotecas con las que se pagan sí lo hacen.