El siguiente texto no es de Hispanidad, sino de Isaac Bigio, un comentarista de política internacional reconocido por las colaboraciones que hace llegar vía Internet (el medio de masas más influyente de todos) y que publican muchos diarios hispanoamericanos. Léanlo despacio:

"Algo que dificulta el que Turquía entre a la Unión Europea es el tratamiento que ésta hace de sus minorías. Entre 1915 y 1923 Turquía se libró de sus tres millones de cristianos exterminando a su población armenia y expulsando a sus griegos.
Hoy afirma ser una república étnicamente homogénea y no reconocer que sus 10 millones de kurdos son una nacionalidad.

Europa le pide a Turquía que dé autonomía territorial o reconocimiento a la lengua de los kurdos. Mas, la negativa de Ankara a hacer ello ha conducido a que la guerra que se abrió en 1984 entre ésta y los separatistas kurdos del PKK haya costado más de 35.000 vidas.
A fin de golpear a la guerrilla del PKK, Turquía ha atacado varias veces el norte de Iraq. Sin embargo, los recientes bombardeos son inéditos, pues se dan cuando Bagdad tiene un nuevo Gobierno pro-EEUU y cuando Turquía prepara una invasión en circunstancias en las cuales puede azuzar un creciente choque con Washington, cuyo Congreso está por condenar a este país por haber organizado el genocidio armenio de 1915. En cada una de las dos guerras mundiales se produjo un holocausto. En la primera (1914-18), Turquía exterminó a su población armenia,  y en la segunda (1939-45), Alemania aniquiló a casi todos los judíos de Europa central y oriental.
Sin embargo, el único "genocidio" que oficialmente reconoce EEUU es el de seis millones de judíos. Este le ha servido para justificar su actuación en la II Guerra Mundial y luego para apoyar siempre a Israel.

No obstante, durante más de nueve décadas Washington no ha catalogado como "genocidio" al asesinato otomano de un millón y medio de armenios. Esto a pesar de que Turquía tiene un historial de supresión de sus minorías: en 1922 expulsaría a un millón de griegos (el resto de su población cristiana) y hasta hoy se niega a reconocer la lengua y la nacionalidad de sus diez millones de kurdos.

Buscando corregir dicha incongruencia, la comisión de asuntos externos de la Cámara de Representantes norteamericana votó una resolución describiendo dicha matanza como un "genocidio". Bush, no obstante, quiere impedir que el Congreso refrende ello, pues aduce que eso dañaría su relación con Turquía, a la que considera un aliado clave en la "guerra mundial contra el terror".

Empero, el holocausto armenio es algo mucho peor que la suma de todas las matanzas perpetuadas por Al Qaeda. Esto muestra las inconsistencias de Bush, quien, a su vez, ha tendido a "ignorar" la forma en la cual Turquía maltrata a sus minorías".

El asunto merece atención cuando, una vez conseguida la victoria sobre las fuerzas laicas -y sobre el Ejército turco, todo hay que decirlo- el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan prepara la invasión del Iraq turco. Así, si unimos la burrada de George Bush al invadir Iraq por el sur y el centro, y la de Erdogan al invadir el norte kurdo de Iraq, la vieja Babilonia puede pasar de avispero a nido de víboras poblado de cocodrilos en pocas semanas.

El caso turco ejemplifica lo que está ocurriendo en el mundo. Erdogan es un islamista, de un partido islámico, pero, al mismo tiempo, es el socio de ZP en la Alianza de Civilizaciones, defensor de una Turquía que se ha distinguido por su odio al cristianismo pero que, no obstante, pretende hacerse un hueco en la Unión Europea. Cuando vean a Zapatero abrazado a Erdogan, con el ex presidente iraní Muhanmad Jatami y el español Federico Mayor Zaragoza, otro hombre del Nuevo Orden Mundial (NOM) recuerden el genocidio armenio y la amenaza a la Grecia ortodoxa. Esos son los que quieren entrar en la UE.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com