El diario El Mundo ha publicado (edición del miércoles 30) unas secuencias de fotografías de fetos de 14 semanas, realizadas con una nueva técnica de fotografía que, en pocas palabras, reconstruye las tres dimensiones tras "filmar" desde diversos ángulos (en 4 dimensiones, como afirma el diario con una expresión cuando menos atrevida; bastaría con que fueran tres). Y allí se ve cómo un bebé de 14 semanas abre los ojos, sonríe y bosteza, estira las extremidades y no entabla conversación quizás por su acendrada timidez. Las ecografías corren a cargo de Stuart Campbell, ex jefe de Obstetricia del King's Collage (Inglaterra).

 

Naturalmente, el grupo Polanco, así como la TV pública controlada por el PSOE, se cuidarán muy mucho de pasar como pisando huevos por este "lamentable incidente".

 

Otra noticia, esta vez a cargo del estupendo suplemento Fe y Razón, del diario La Razón: La Comunidad de Madrid, a través de la Delegación de la Juventud, se dispone a ayudar a aquellas mujeres sin recursos a las que impelen a abortar. Es decir, por primera vez en este paraíso público del aborto en que se ha convertido España (el sitio donde más fácil resulta abortar de toda Europa y donde existen empresas de considerable tamaño especializadas en tan lucrativo negocio) un organismo público se propone hacer lo que hacen tantos centros de acogida a la vida (sólo que sin los medios que puede proporcionar el Tesoro público, infinitamente mayores).

 

Son las dos ruedas de la bicicleta actual. Dice Julián Marías que lo más grave que ha ocurrido en nuestro tiempo es la aceptación social del aborto. Y en efecto, en 30 años, no más, de era abortera, resulta que nos encontramos con que la mentalidad abortera está tan extendida que sólo se puede combatir mediante dos formas, teórica la una, política y práctica la otra.

 

La teórica es muy sencilla: la gente sólo se percatará de la aberración que supone el aborto cuando lo vea. Por eso todo el empeño del Felipismo, que fue quien trajo el aborto a España, consistía en que ninguna televisión emitiera el vídeo (utilizando técnicas de sónar que son, precisamente las ecográficas). ¿A qué se debe esta actitud pasota de tantos ante el engendro? Pues muy sencillo: a que el aborto no se ve. Ahora que se puede ver, la progresía se apresura a ocultarlo. Si imágenes como las de las ecografías de Stuart Cammpbell se pasaran por TV en horarios de máxima audiencia, la gente reflexionaría.

 

La práctica: la única manera de terminar con un país que perpetra 77.000 abortos anuales (relativamente, nos situamos a la cabeza de Europa) es ofrecer una alternativa. Y esa alternativa es la que practican los centros de acogida: toda mujer que está tentada de abortar debe tener derecho a atención médica y residencial, y a ayudas para criar a su hijo hasta que tenga 1 año o año y medio. A partir de aquí, si no lo quiere, que lo otorgue en adopción. Lo cierto es que lo quieren casi todas: cuando has visto y tocado a tu hijo no lo sueltas ni de broma. En resumen: el aborto no tiene razones, pero hay que desposeerles hasta de las excusas. Algo parecido ocurre con la Fecundación ‘in vitro': un objetivo presuntamente loable ha servido para abrir otro museo de los horrores, esta vez con la manipulación de embriones. La única solución es prohibir la fecundación ‘in vitro' y, a cambio, fomentar la adopción.

 

En cualquier caso, enhorabuena a la Comunidad de Madrid y enhorabuena a Stuart Campbell.

 

Eulogio López