Dice Joaquín Almunia que el mercado nos está pidiendo un Tesoro único europeo. Esto me recuerda el viejo chiste del diálogo entre dos locos: "Dios me ha dicho que soy Napoleón". A lo que su interlocutor responde: "Yo no te he dicho nada".
Al parecer, la mente de Don Mercado Financiero (especulador por su madre, o sea, segundo apellido) es un señor de mente abierta, amplia y obtusa, dado que son muchos los psicólogos, llamados analistas, que se dedican a investigarla todo el día. Pues bien, si el vicepresidente de la Comisión Europea asegura que don Mercado está reclamando un sólo emisor de deuda -de eso es de lo que se ocupan los tesoros públicos- paneuropeo, habrá que creerle.
Y eso que don Mercado andaba muy feliz con una moneda única, el euro, y muchos emisores de deuda -ora griego, ora irlandés, ora portugués- a los que exigir rentabilidades ruinosas (ruinosas para el Tesoro que paga, no para el inversor que cobra) en la seguridad de que, por mor de la paternidad única, de Eurolandia, si la cosa se tuerce alguien vendrá a salvarles, es decir, a pagarles.
¿Eurolandia puede quebrar? No, lo que puede ocurrir es que quiebre Grecia. Y no tiene por que ser malo. Primero porque la única solución para evitar banqueros irresponsables y, sobre todo, gobiernos irresponsables, es dejarles quebrar y no rescatarles. En segundo lugar, porque el caso griego puede actuar como catarsis para la refundación de Europa.
Europa la crearon políticos cristianos, en especial Robert Schuman, cuando don Mercado era una niño de pantalón corto (al crecer se volvió depravado pero, por aquel entones, era un chiquillo encantador). Aquellos políticos no sabían lo que era la prima de riesgo ni falta que les hacía. Simplemente, acordaron que los países ricos pondrían más dinero para que los pobres pudieran emerger de su pobreza. He dicho dinero, no capacidad de endeudamiento. A partir de 1992, esa Europa de la solidaridad se convierte en la Europa de los mercados y el presupuesto común cae mientras Europa crece hasta los 27 países actuales: allá se las arreglen los pobres que los ricos lo único que hacen es invertir en su deuda soberana... a cambio de intereses que no pueden pagar y por cuyos rescates financieros se les exige sacrificios draconianos.
Por tanto, la quiebra de Grecia puede ser una gran noticia para Europa. Los griegos llevan dos años de rescate, durante los cuales la UE les ha obligado a unos ajustes draconianos.
Todo sea porque se tranquilice don Mercado, de apellido Financiero, que de suyo es un tanto histérico.
Pero lo mejor sería, sin duda, refundar Europa sobre el principio del presupuesto común, no de los mercados.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com