Esto es muy bueno, y el ejemplo, Santa Teresa de Jesús. Utilizado para lanzar un anatema laico contra la Inquisición, sin duda el más apropiado.
Ahora bien, quiero recordarle a nuestro Premio Nobel, que sabe más que el Lepe, Lepijo y su hijo, un par de tontunas, que no son aceptables ni en campaña electoral:
1. La Inquisición no se hizo para perseguir ni a moros ni a judíos, sino al cristiano, dado que se trataba de velar por la pureza de la fe.
2. Los judíos beben vino, siempre han bebido vino, y se sienten muy orgullosos de su fermentación (personalmente difiero sobre la calidad del vino israelí, pero dejemos eso), lo que demuestra la inteligencia de este pueblo sin par. Pero no se preocupe don Felipe: la Inquisición no caía sobre nadie por borracho, y el cerdo es manjar apreciado por los cristianos, especialmente el jamón. Y le aseguro que los inquisidores nos se dedicaban a vigilar si los presuntos conversos se abstenían de cerdo, como no fuera para arrebatarles el embutido, que de todo habría.
3. Isabel la Católica, a quien también cita nuestro héroe, expulsó a los judíos sí, de forma mucho más benevolente que británicos o franceses, por ejemplo, tras haberle mimado durante un siglo y trascender a las presiones europeas. Ahora bien, convertir por eso a la reina católica en una especie de racista es propia de la imbecilidad, en este caso sí, -imbecilidad manifiesta- de la progresía. Que la mujer que marcó la colonización española de América bajo la premisa de que el indicio era hijo de Dios y digno de todo respeto, que encausó a los primeros conquistadores cuando abusaron del indígena, y que manifestó un celo evangélico y en ningún caso económico, que marcó la colonización más egregia, humana y cristiana de toda la historia, es una canallada impropia hasta de quien inventó el terrorismo de Estado en la democracia española.
Y no, no le estoy insultando, le estoy informando.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com