• Los copresidentes de Cívica pretendían controlar el grupo industrial y la obra benéfico-social.
  • Además, existen dos cívicas: la de la primera fusión y la de Cajasol, ésta última con pérdidas inmobiliarias presuntamente no afloradas.
  • En principio, sólo en principio, Cívica precisa 2.000 millones en saneamientos.
  • En otras palabras, el acceso al FROB III no merece tamaño esfuerzo.
  • El otro objetivo de Caixa sigue siendo Nova Galicia, pero Castellano se niega a negociar.
  • Y el Popular juega a operador dominante, no absorbible.

A estas alturas de la película todo el mundo sabe ya que la reforma financiera no es cosa del Banco de España -con un gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que se niega a dimitir pero que ya no pinta nada en la reforma- sino del Ministerio de Economía, esto es, de Luis De Guindos. El ministro se está reuniendo con todos los banqueros -sí todos- y en pocas palabas, cada uno de ellos viene a pasar examen: si pueden seguir solos o no. Y resulta que, para el Gobierno, Cívica, producto de la fusión de cuatro cajas de ahorros, no puede... según Economía.

Por eso, Enrique Goñi y Antonio Pulido (en la imagen) entraron en contacto con Isidro Fainé y Juan María Nin para una fusión Caixa-Cívica. A los catalanes les pareció que el navarro y el andaluz vendían muy cara la tienda y, que, además, Goñi, empeñado en su muy cívica actividad bancaria, pretendía controlar aquello que más se le parece a su curioso estilo de negocio: la obra benéfico-social de La Caixa, la mitad de todo el sector (500 millones de euros anuales).

Pulido y Goñi también pretendían participar en la gestión del grupo industrial Caixa. Eso para romper el hielo. Y es que Enrique Goñi y su hombre de confianza en Cajanavarra, Juan Odériz, siempre han sentido extraordinaria querencia hacia las actividades industriales, hacia las filiales de la entidad. Y en Caixa sospechan.

Pero hay más: Fainé y Nin no se fían de las cuentas de Cívica. Para entendernos, podríamos hablar de dos Cívicas. La una, consolidada sin Cajasol, la otra con la caja andaluza adosada -no me refiero al PSOE de Chaves y Griñán-: un verdadero desastre. Y es esta última la que levanta más sospechas en Barcelona, por el temor a que surjan sustos en activos inmobiliarios con pérdidas no afloradas.

Por lo demás, y si nos atenemos a las cifras oficiales, estamos hablando de una necesidad de saneamiento y capitalización de 2.000 millones de euros, que no es moco de pavo. Cívica parece un precio muy caro para acceder al FROB III.

No, Isidro Fainé no lo ve claro. Ve más claro el futuro de Nova Galicia Banco, intervenida por el Banco de España, pero José María Castellano sí parece haber convencido a Guindos de que puede seguir en solitario.

Y queda el Popular, claro está, con quien La Caixa ya habló de una posible fusión. Ahora es Ángel Ron quien se resiste, pues quiere jugar a socio principal, es decir, absorbedor, que no absorbible.

A este paso el ministro no va a encontrar nada que fusionar.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com