En el caso particular de España, hay que reseñar que uno de los países tradicionalmente más europeístas ha cosechado una abstención superior en cinco puntos a la media europea. Es verdad que los españoles hemos sido convocados a las urnas 4 veces en un año, pero también lo es que los socialistas, vencedores el 14-M han presumido de europeístas mucho más que los populares. Se suponía que el cambio del 11-M debería haberse arrastrado hasta el 13-J, pero no ha sido así. Rodríguez Zapatero no ha conseguido "parar el toro" del que hablaba Felipe González el día posterior al sorprendente triunfo del PSOE  en las Generales. Había que demostrar al país que el 14 de marzo no se ganó por el atentado del 11 de marzo y por el deseo de muchos españoles, prisioneros del síndrome de Estocolmo ante el terrorismo de Ben Laden, de castigar a José María Aznar a cualquier precio. Puede decirse que las elecciones del 14-M más que unos comicios fueron un ajuste de cuentas, una venganza del pueblo contra un personaje llamado José María Aznar, al que, con plena consciencia o de forma vaga, se acusaba, y acusa, de ser el responsable de los 192 asesinatos del 11-M. No, el 14 de marzo no ganó las elecciones Rodríguez Zapatero: las perdió Mariano Rajoy. No fue un triunfo del PSOE sino una derrota de la derecha.

Eulogio López