En noviembre, deberá pagar a los bancos, por el crédito de Repsol, 5.000 millones de euros más intereses. La deuda global ronda los 11.000 millones de euros con un apalancamiento del 350%.
Temerario. Es el calificativo que mejor cuadra a la decisión de Luis del Rivero de emitir bonos por valor de 300 millones de euros, decisión anunciada en la mañana del jueves. En noviembre vence el crédito de prima única, por 4.997 millones de euros -más intereses, lo que podría duplicar la cantidad- con los que se adquirió el 20% de Repsol. Los coordinadores del préstamo son cuatro bancos: Santander, Calyon, Citi y Caja Madrid (éste acompañado de otras tres cajas de las fusionadas en Bankia), más otras veintena de entidades.
La deuda global alcanzaba a 31 de diciembre los 10.995 millones de euros y el apalancamiento, medido en deuda/patrimonio, alcanza el 350%.
En esas condiciones, endeudarse más resulta cuando menos, peligroso. Y todo ello, no por casualidad, en plena batalla contra Demetrio Carceller, el grupo Satocan, Juan Abelló y, probablemente, José Manuel Loureda, socio fundador de Sacyr con Del Rivero. Hispanidad ya explicó que Sacyr se rompía en una batalla interna que sólo culminará con la salida de uno de los dos bandos o con la asfixia por la deuda.
En esa situación, endeudarse aún más no presagia nada bueno y sólo puede entenderse como un intento de Luis del Rivero para bloquear a sus adversarios en el seno de la empresa, en este caso a Demetrio Carceller. Tengan en cuenta que, por decir algo, el apalancamiento de Sacyr supera el de Rumasa, aunque no al de PRISA.
Eulogio López
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