¿Por qué ha quebrado Dexia? Porque tenía una aseguradora de bonos de segunda generación en Estados Unidos.

Es decir, porque en lugar de dedicarse a financiar la economía, se había metido a especular para ganar más dinero antes.

La historia de Dexia es la misma que la de Fortis, o la retahíla de bancos ingleses y americanos. La banca española aguanta mejor porque especula menos que una HSBC o un Deustche Bank, por citar bancos universales, no de inversión, que les ha dado por la codicia del pelotazo y por parasitar a la economía real.

Al menos, ya tenemos claro qué es lo que ha causado la crisis, la especulación, y nos ha costado un año y la mayor amenaza de crisis de la historia, aceptarlo.

Dice Bush que cuando más se tarde en aprobar su plan más entidades seguirán cayendo. Pues no, señor presidente: sus 700.000 millones de dólares no servirán para volver a la senda del crecimiento: sólo servirán para que los bancos de inversión vuelvan a las andadas, sabedores de que Papá Estado está detrás. El plan, y esto es aún peor que obligar al contribuyente norteamericano a pagar los platos rotos, no propone medida alguna contra la especulación. Es decir, el rescate no prevé medidas contra los mismos que van a endeudar a un par de generaciones y arrastrar a una recesión al país más poderoso del mundo, no contempla ni una sola media contra la especulación.  

Por su parte, la Comisión Europea asegura que Estados Unidos tiene la culpa. Ahora bien, para la Comisión, arreglarlo significa que se aprueba el Plan Bush, es decir, que todos, ricos y pobres, paguemos el desaguisado de los ricos y que trabajadores y autónomos paguen a los rentistas. Al tiempo, por aquello de predicar con el ejemplo, la Comisión se dedica a nacionalizar bancos especuladores, o a permitir que los hagan los Tesoros nacionales.

Roza el ridículo que nacionalizar bancos no se considere una ayuda de Estado, mientras que, por decir algo, la menudencia de la acción de oro se considera imperdonable. La tesis de la Comisión es que la empresa pública no atenta contra el libre comercio pero las ayudas públicas sí. Algo así como prohibir las armas blancas pero no los misiles atómicos para garantizar la paz.

La presente crisis ha servido para comprobar que la plutocracia reina a ambos lados del Atlántico, y que el poder político, con el dinero de los impuestos, no salva ni familias ni empresas: salva bancos dedicados a la economía virtual, caída por unas prácticas escandalosas... que no se castigan.

Cómo no, faltaba el invitado de honor, el rey de la plutocracia europea, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet. También él insta al Gobierno norteamericano a aprobar su plan anti-popular y anti-pueblo. Es natural, Trichet es otro que trabaja para los rentistas.

En definitiva, tan plutócratas son los unos como los otros, americanos y europeos. Y por cierto, en Europa, lo mejor es no privatizar. En cuanto lo haces, se te echa encima la Comisión. Todo muy liberal. Hoy por hoy, dejar que los bancos quiebren no es una opción: es una necesidad.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com