No si no está mal que casi se haya cumplido el objetivo de déficit público 2012 (6,7 frente a 6,3% previsto) pero la cifra tiene trampa, porque con el rescate bancario hubiera superado el 10%. Y esto es bello e instructivo porque demuestra que hasta la indocumentada portavoz parlamentaria socialista, Soraya Rodríguez (en la imagen), demagoga mayor del Reino, ha recordado al Ejecutivo -en sede parlamentaria, oiga- que el déficit real exigiría sumar los pongamos 40.000 millones de euros del rescate bancario. Y si sumas otras ayudas bancarias, asegura el PSOE -y aquí mete la pata porque Soraya es de letras-, el déficit superaría el 10%.
Pero en lo primero tienen toda la razón. El rescate bancario europeo no es un regalo, son créditos, créditos cuyo garante último es el Gobierno español. Es decir, que, a la postre, los que pagamos el salvamento bancario somos los españoles.
Esto pasa porque en Occidente nos empeñamos, al comienzo de la crisis, en 2007, con Estados Unidos a la cabeza y con el entusiasmo tanto de George Bush como de Barack Obama, en salvar a los bancos, hipotecarias y aseguradoras quebradas. La opción, la que debía haberse tomado en USA y en toda Europa, era la de salvar los depósitos y dejar quebrar a los inversores. Como se hizo con Lehman Brothers.
Ahora vemos lo caro que pagamos la opción artificial: empeñarse en mantener vivos a los muertos.
Eulogio López
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