Sr. Director:
Arrodillarse ya no está de moda ni en las iglesias, pero Benedicto XVI quiere recuperar la Comunión de rodillas como nos ha mostrado en Sidney. De rodillas ante el Papa o mejor, ante el Dios hecho manjar divino para el hombre que es capaz de entender semejante donación.

Esa es la enseñanza que el Papa predica sin imponer, porque comulgar no es un acto simbólico que nos une a la Iglesia, sino un asombroso invento con el que Cristo quiso alimentar nuestra vida espiritual para que no vagara entre la incertidumbre y el desamor. Ojalá las parroquias impidieran el toqueteo de la forma consagrada por parte de los fieles y dispusieran la Comunión en la boca y en acto de sumisión, pues si Dios se anonadó primero hasta el extremo, nosotros no vamos a ser menos.

Eva María Catalán

mariacatala6@gmail.com