Sr. Director:
Si la caída del muro de Berlín, a la que tanto contribuyó Juan Pablo II, fue el acontecimiento más relevante desde la II Guerra Mundial, la decisión de Cuba y Estados Unidos de restablecer sus relaciones diplomáticas supone el comienzo de la demolición del penúltimo muro que ha separado, dramáticamente, el mundo libre de las dictaduras.
Estamos, por tanto, ante un acontecimiento histórico, en el que también ha jugado un papel decisivo el Papa Francisco, aunque todavía estén por ver sus efectos concretos.
Lo ocurrido estos días en La Habana y en Washington es tan solo el inicio de un cambio de rumbo en las relaciones de dos países, enfrentados durante más de cincuenta años. Pero si bien es pronto para valorar, en toda su extensión, la decisión de los presidentes Obama y Castro, es cierto que ese paso era absolutamente indispensable para afrontar el futuro de los cubanos, más allá de la confrontación ideológica.
Jesús Martínez