Estamos hablando de 335 muertos (cifra oficial), pero podrían ser hasta un centenar más.
Les voy a contar una historia. Telemadrid, el canal autonómico de televisión del Partido Popular, había localizado a una mujer, natural de Osetia del Norte, que vive desde hace 3 años en España. Una mujer culta, que habla un más que inteligible castellano, que ha vivido en primera persona el desmembramiento de la antigua Unión Soviética. La mujer hablaba, naturalmente, del secuestro del centro escolar en Beslán y, como buena conocedora del Cáucaso, hablaba de la esencia del problema: El problema religioso y, sobre todo, la violencia y crueldad que ejercen los musulmanes sobre los ortodoxos.
Explicaba la mujer cómo a los taxistas fronterizos con Chechenia les suelen asesinar para quedarse con el automóvil. Luego, se presentan ante sus comunidades blasonando de haber matado a un infiel, a un cristiano.
Pues bien, el pudor ideológico del canal autonómico que controla el Partido Popular le llevó a suprimir este testimonio. Muy lógico, hay que evitar que la gente se entere de lo que está ocurriendo.
Al mismo tiempo, nos enteramos de un "pequeño detalle" de los terroristas secuestradores: Preguntaron a una joven rehén si era cristiana. Al responder positivamente le dispararon en ambas manos y aprovecharon para crucificarla en una ventana, como a Jesucristo. Muy creativos estos chicos.
Telemadrid no es más que un reflejo de lo que está ocurriendo en todo Occidente (los otros canales de televisión también se han mantenido en lo políticamente correcto, intentando amortiguar lo que no es más que un odio del Islam más fanático hacia lo que Ben Laden llama "los cruzados cristianos"). Porque el problema no es Ben Laden, sino el suicidio de Occidente, empeñado en tirar piedras contra su propio tejado. Occidente es prisionero del más absurdo Síndrome de Estocolmo.
Así, el inefable Alfonso Guerra, y a su lado un Rodríguez Zapatero con la sonrisa bien puesta, se dedicó a criticar a Putin, ese salvaje que entra a sangre y fuego en una escuela abarrotada de niños. Los pobres terroristas, naturalmente, se vieron obligados a defenderse.
El Mundo, por su parte, se rasga las vestiduras porque el Gobierno de Moscú considera que la reacción primera de la Unión Europea fue "blasfema". Bueno, quizás no blasfema, pero, sin duda, estúpida.
Veamos. Los rusos tienen razón cuando hablan de una Internacional del Terror. La tragedia de Osetia indica que la nebulosa Al-Qaeda empieza a tener cuerpo, aunque todavía no sepamos quién es el jefe último de esta multinacional del terror. El relato de una niña da toda la impresión de que los terroristas no sólo provocaron el asalto de las fuerzas especiales (aunque éstas en verdad, parecían no tener un plan alternativo), sino que la matanza fue provocada por los propios terroristas. El relato de Diana Gadzinova parece indicar demasiada casualidad: Tumban a los niños en el suelo del gimnasio y les prohíben levantar la cabeza o serán masacrados. Inmediatamente, qué casualidad, empiezan a estallar, en cadena, los explosivos situados encima de sus cabezas y Diana contempla a sus primeros compañeros tendidos en el suelo, inmóviles, con rastros de sangre en su cuerpo.
O lo tenían previsto o se les fue de las manos, pero todo parece indicar que esta vez no fue Putin, sino los terroristas chechenios quienes propiciaron la matanza. Lo del teatro moscovita y el gas letal para secuestradores y secuestrados es otra historia.
Así que no es de extrañar el cabreo de Moscú con la Unión Europea y de la estupidez supina de su portavoz, el ministro de Exteriores holandés (país que ocupa ahora la Presidencia) Bernard Bot, quién exigió a Moscú explicaciones sobre cómo pudo haber ocurrido esta tragedia. Otra vez, siguiendo con la escuela de Chirac y Schröder, la cobarde Europa sufre un ataque de Síndrome de Estocolmo, que puede resumirse así: El culpable del 11-S es el belicismo de Bush; el culpable del 11-M es la política de Aznar, que apoyó a Estados Unidos en la guerra de Iraq, y el culpable de la matanza de Osetia es Vladimir Putin. Los terroristas son ovejas descarriadas, producto de la miseria en que viven algunos pueblos (y el causante es Occidente) y de una secular humillación de Occidente sobre sus antiguas colonias y de la "imposición de las creencias", que diría el progresista Rodríguez Zapatero. Por eso, Telemadrid censura los testimonios de quienes han vivido en primera mano la persecución musulmana contra los cristianos, y por eso los Gobiernos de Madrid y de Italia consideran, precisamente ahora, que hay que lanzar un plan de ayuda económica como solución contra el terrorismo. Lo cual es una memez, porque, en efecto, Occidente debe ser más generoso, mucho más generoso, con el Tercer Mundo, pero eso no tiene nada que ver con la canallada de Osetia. La prueba es que hay muchos países pobres que no se dedican a asesinar niños para salir de la pobreza.
¿Nos hemos vuelto imbéciles los europeos? No, nos hemos vuelto algo peor: Somos suicidas. ¿Qué nos impele al suicidio? El miedo. ¿Qué provoca el miedo? El abandono de los principios cristianos que crearon Occidente.
Eulogio López