Argentina vive en un 'sinvivir' desde hace algo más de una semana, después del fallo de la Justicia americana para que pague a los 'fondos buitre'. Su presidenta, Cristina Fernández (en la imagen), enfiló directa ayer contra el juez americano Thomas Griesa por "poner en un limbo jurídico los 539 millones de dólares que ya no son de Argentina, sino que pertenecen a los tenedores de deuda reestructurada". Por eso, justificó la anunciada demanda contra Estados Unidos en el Tribunal Internacional de La Haya.
Ahora, tras el fallo de Griesa, parece más bien que se trata de extorsionar al mal pagador. Como señalamos a finales de julio, "es un deber moral pagar la deuda libremente asumida, porque la norma hay que cumplirla. Ahora bien, si la norma es injusta, si no está para pagar a quien compró sino a un tercero aprovechado, esa norma se convierte en injusta. Suele pasar cuando las normas y las leyes atentan contra la ley natural, es decir, contra la justicia. Y esto es bello e instructivo: demuestra que hasta el impresentable ministro de Economía, Axel Kicillof, puede tener razón".
En cualquier caso, no deja de sorprender que la cuestión de la seguridad jurídica sea el principal argumento argentino contra "las resoluciones de un juez municipal que quiere atropellar y llevarse por delante la soberanía de un país", como dijo ayer Cristina Fernández. Olvida la presidenta que esa cuestión 'menuda' de la seguridad jurídica es lo que ha traído de calle a muchas empresas en los últimos años, sin ir más lejos ahí está la expropiación de YPF a la española Repsol.
Mariano Tomás
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