Vengo de mi pueblo –capital del Principado de Asturias, insigne ciudad de Oviedo-, donde he podido leer noticias como ésta. En definitiva, el incombustible presidente de la Comunidad Autónoma, Vicente Álvarez Areces, conocido como "Tinín", encarna los "derechos sociales" a los que tanto gustan referirse el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero y el inefable secretario de Organización del PSOE, Pepiño Blanco.
Yo hasta ahora lo tenía bastante claro: la derecha pretendía hacer frente a la crisis conculcando los derechos sociales. Y claro, eso no lo pede permitir ningún bien nacido. Los derechos sociales son sagrados, de eso no me cabe duda alguna.
De hecho, mi única duda consiste en sabe qué son esos derechos sociales que la pérfida derecha –lo de derecha pérfida y medio ella sí que esto dispuesto a creérmelo- intenta rebajar a los españoles, toda vez que la izquierda, es decir, el PSOE, ha tenido la delicadeza de otorgárselos (los susodichos derechos).
A lo mejor los derechos sociales consisten en el acceso en condiciones aproximadamente humanas a la vivienda. Y entonces sale Tinín, que es de los más progresías del PSOE (en Asturias somos todos progres, de derechas o de izquierdas, pero modernos, es que no nos gana nadie, oiga). En plena crisis inmobiliaria, cunado no se vende un piso porque nadie lo puede comprara, cuando el derecho social a la vivienda debería consistir, no en ayudar a las inmobiliarias en crisis sino a los ciudadanos con dificultades para pagar a la hipoteca o que, sencillamente, no pueden comprar vivienda, cuando la única esperanza es la vivienda subvencionada en su distintas modalidades, va Tinín, un progresista, como creo haber dicho antes, y sube los precios de la vivienda publica.
Y ahora comprendo en que consiste los derechos sociales y por qué socialismo viene de sociedad: los tales derechos consisten en que el Estado, es decir, el Gobierno, es decir, los gobernantes, es decir, Tinín, sobreviva a la crisis a costa del ciudadano, un sujeto de lo más asocial que se niega a pagar el déficit del Estado, un obseso que quiere contar con su propio techo. Y claro, eso no puede ser.
El ideal de Tinín, al igual, que el de Pedro Solbes, ZP y Pepiño, consiste en supera la crisis. Por tal superación, los anteriormente mencionados entienden que el Estado vuelva a los números negros gracias al ciudadano, no al revés. Porque lo contrario es, como todos ustedes saben, los habituales trucos de la derecha para terminar con los derechos sociales de los trabajadores. Del trabajador Tinín y el proletario ZP... en primer lugar.
Y así, para proteger los derechos sociales que la derecha pretende usurpar, Tinín no sólo no baja el precio de la vivienda pública, la única accesible para los menesterosos, sino que lo sube. En nombre de los derechos sociales, si ustedes me entienden.
Insisto: sólo hay dos formas de salir de esta crisis provocada por la especulación financiera: o reduciendo impuestos o aumentando la inversión pública. Y ambas provocan déficit fiscal. No es que el déficit fiscal sea bueno, pero es menos malo que el déficit familiar.
Por eso se equivoca tanto Cristóbal Montoro, portavoz parlamentario del Partido Popular, cuando, en la mañana del lunes -debate parlamentario con Solbes-, aseguraba que había que reducir el gasto público. Montoro es, probablemente, el mejor economista de la cámara, pero sigue siendo un horrible retórico. Podía haber dicho lo mismo alegando: hay que reducir los impuestos para aumentar el consumo, pero se lió con lo de la reducción del gasto público, que los demagogos del PSOE traducen por reducción de los derechos sociales. Debería haber hablado de reducción de impuestos porque eso supone una obligada reducción del gasto. Es lo mismo pero se lee distinto. Porque, insito, el esquema liberal dice que hay que bajar los impuestos y el socialdemócrata que hay que aumentar la inversión pública, sea haciendo aves, mejorando las infraestructuras o aumentando la vivienda pública.
Lo que ocurre con el Gobierno ZP es que no hace ni una cosa ni otra, ni la solución liberal ni la socialdemócrata. Lo que hace es fastidiar al ciudadano para potenciar al Gobierno, perdón, al Estado. Lo que hace es engordar el Estado y adelgazar la sociedad: la política de Tinín.
Eulogio López