- Aunque lo consigue gracias al cainismo español.
- La media verdad del ministro Margallo le pasa factura: sí recibió a su Alteza Serenísima pero no pagó por sus servicios.
- La casi aristócrata alemana no acepta que Zarzuela le haya desterrado y se dedica a filtrar toda su labor.
- La información de Hola ha perjudicado más que la de El Mundo.
- Y su Alteza Serenísima ha comprometido también a empresarios. Y amenaza con seguir tirando de la manta.
Nunca una "entrañable amistad", la de Corinna zu Sayn-Wittgenstein (en la imagen) con SM el Rey, había conseguido chantajear a todo un país. Desde que fuera desterrada de Zarzuela, su Alteza Serenísima se dedica a filtrar a la prensa cualquier actividad suya como intermediaria a comisión y no precisamente como intermediaria especializada en contratos internacionales.
Claro que dicho chantaje no sería posible sin el tradicional cainismo español. A pesar del desprestigio de la Jefatura del Estado y de paso del conjunto del país frente al exterior, partidos políticos y medios informativos no dejan de tirar del hilo hasta convertir lo que es una lenteja en un melón.
En Zarzuela consideran que la información del Hola, con Corinna como protagonista, han hecho más daño que las dobles entrevistas de El Mundo, pues hasta ahora se presumía que el Hola no colaboraría en una campaña contra la Casa Real. Sus fotos han proporcionado a su Alteza Serenísima la credibilidad espuria que buscaba. Además, nos enfrentamos a una mujer que está dispuesta a vengarse hasta el final.
Y en estas el ministro de Exteriores del Gobierno Rajoy, José Manuel García Margallo, ha sido víctima de su media verdad. Dijo que el Gobierno español nunca había pagado a Corinna por sus presuntos servicios de intermediación, pero se olvidó decir que le había recibido dos veces. ¿Por qué le recibió Además, ¿por qué vamos a creerle que no le pagó, cuando ocultó parte de la verdad
Lo mismo ocurre con los empresarios que también se fueron forzados a recibir a esta mujer ligeramente ambiciosa.
En definitiva, todo un país chantajeado por su Alteza Serenísima.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com