El sindicato del trabajador por excelencia, con permiso de la UGT, ha convocado casi por obligación la esperada huelga general.
El día elegido es el veintinueve de septiembre, un miércoles vulgaris que provocará el paro por detención de casi todo el país. Por fin ha llegado la buena nueva, parece mentira que el encargado gremio del bienestar y abanderado de la lucha de la clase obrera haya resignado tanto tiempo en citar al desamparado parado para que tras una pancarta salga a la calle y recrimine su digno derecho laboral.
Colma la humillación y el imprevisto que las reformas del patente y latoso Gobierno incrusten más aún el dedo en la llaga. La hormiga obrera, la de la carga en la espalda, sigue sedienta y sudando mientras que el barbudo oso hormiguero maúlla cómodamente descamisado y tan sólo mueve el dedo cuando le aprietan la corbata. La clase obrera tiene la misión ejecutora del sistema y mientras la dirijan esos osos y rollizos monitos del ver, oír y callar los comisionistas tendrán a la clase obrera aliada y aislada en el silencio.
Y mientras tanto los bancos siguen ganando miles de millones de euros, (cuatro mil en este último trimestre) estos sí tendrían que callar. El 29-S veremos quien trabaja...
Óscar Molero Espinosa