Yo más bien diría que los obispos españoles no están a la cabeza, sino a la cola del Partido Popular, pero, en cualquier caso, lo estrategas electorales del PSOE, liderados por Pepiño Blanco, han decidido que, a estas alturas de la legislatura, no es posible desligar la imagen del PSOE de los nacionalismos radicales.

Cuatro años con un único objetivo político, el social-nacionalismo, o alianza del PSOE con los nacionalistas catalanes, gallegos, vacos (en el Congreso), mallorquines, amén de alianzas con regionalistas (leoneses, aragoneses, etc.) no se cambian en unos meses preelectorales.

Así que, dado que la pacificación del País vaco no ha salido como pensaba y el intento de aislamiento del PP puede volverse contra él, ZP ha decidido volver "do solía", al progresismo. El vídeo del PSOE acusa al Partido Popular de clericalismo, de alianza con la jerarquía eclesiástica. Es mentira claro, pero en política no importa lo verdadero, sino lo verosímil. Dicho de otra forma, ZP ha vuelto a definir el progresismo: "Abajo los curas y arriba las faldas". La ideología progre no da para más.

Por lo demás, hablar de derecha clerical es un poco absurdo a estas alturas. No por incompatibilidad, sino porque ya nadie sabe lo que es izquierda y lo que es derechas. El mundo político ya no se divide en socialismo/capitalismo, ni en patriotismo/revolución, ni… en izquierda/derecha. La humanidad actual se divide entre los que creen en algo y los que no creen en nada, o al menos dicen no creer en nada. En Occidente, eso significa que el mundo se divide en cristianos por un lado y progres por el otro.

Y -a cada uno lo suyo- en ese sentido, el insigne Pepiño va bien enfocado. Eso sí, si yo fuera obispo, no iría a la cabeza del PP sino que golpearía al PP en la cabeza. Que no es exactamente lo mismo.

Eulogio López

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