Naturalmente no servirá para esclarecer ni las posibles mentiras del Gobierno al atribuir el atentado del 11-M a ETA, en lugar de al terrorismo islámico, ni para saber qué papel jugó el PSOE, y sobre todo el grupo PRISA-Sogecable de Jesús Polanco, a la hora de aprovechar la masacre colectiva para aupar al PSOE al poder. Ambas cosas son ciertas, por tanto, no serán rebeladas en una Comisión de investigación parlamentaria. Eso seguro. Como se sabe, un camello no es más que un caballo pasado por una Comisión, y un Comisión no es otra cosa que una plataforma de propaganda de los partidos políticos. Algo así como un mitin electoral sólo que a varias bandas.

 

Aún así, los dos grandes partidos se las han ingeniado para introducir un orden del día verdaderamente cómico: primero, declararán los policías, luego los periodistas y finalmente, los políticos. ¿No sería más lógico justo al revés, supuesto y no admitido que los policías deban declarar en una comisión parlamentaria?

 

La verdad es que a la policía no le gusta ni declarar ni mucho menos hacerlo en primer lugar. Ya bastante enfadados estaban los especialistas antiterroristas por aquella especie de transmisión en tiempo real de sus investigaciones sobre el 11-M, que el entonces ministro Ángel Acebes se empeñó en relatar para salvar su honor personal.