La crisis está matando al sector del automóvil y los Estados parecen dispuestos a que se produzca la purga sin intervenir demasiado. General Motors (GM) venía advirtiendo su incapacidad para sostenerse, que culminó esta semana con el anunció de supresión de 47.000 puestos de trabajo en todo el mundo. Los primeros afectados se encuentran en su filial sueca Saab, que se ha declarado insolvente, es decir, en suspensión de pagos. Por el momento, continuarán con la producción, pero se está pensando en fusionar a Saab con Opel o venderla a un tercero. Saab da empleo a 4.100 personas en Suecia.
Mientras, en la planta de Figueruelas se negocia a tres bandas. Sobre la mesa se encuentra la posibilidad de reducir el salario de los trabajadores para evitar despidos. UGT no tendría inconveniente si los trabajadores de la factoría lo aceptan. Por otra parte, el Gobierno de Aragón no descarta conceder nuevas ayudas a la fábrica de GM, pero antes quiere asegurarse de que la multinacional hará nuevas inversiones, como la fabricación del Meriva en Figueruelas a partir de 2010.
Por lo que respecta al Gobierno Zapatero, el PIA es todo lo que puede ofrecerse. Pero a GM-España, al igual que a las asociaciones de fabricantes, le parece que el plan se queda cojo sin ayudas a los fabricantes.