Seamos claros: doña Cristina Fernández y su esposo, don Néstor Kirchner, componen un matrimonio de cleptómanos.

Continuamente me preguntan colegas de aquel país qué visión se tiene en España de los argentinos -algo que les preocupa mucho a ese pueblo espléndido-. Y la respuesta no puede faltar a la verdad: la visión de los argentinos en España es pésima, a pesar de que la culpa no la tienen los argentinos, sino la clase pública argentina.

La frase que mejor describe al país austral es aquella de ¡Qué buen vasallo si hubiera buen señor! No lo tiene, la corrupción en la Argentina es letal, una hidra de siete cabezas que emponzoña el ambiente.

Los Kirchner son cleptómanos y mentirosos. Pertenecen al montonerismo que miraba plácidamente desde la grada cómo sus compañeros se dejaban la piel, y no han olvidado su educación. Ahora doña Cristina asegura en España que las relaciones empresariales con España son espléndidas salvo un 1%, que es Aerolíneas Argentinas-Marsans. Para entendernos, como explicábamos ayer, las empresas españolas -Telefónica, Repsol, Gas Natural, Endesa, etc.- tienen razones para quejarse de las extorsiones de la Casa Rosada. Los dos bancos, Santander y BBVA, no fueron muy pacientes con el Corralito y el Corralón, pero es que era difícil ser paciente en aquellos momentos de usurpación del derecho a la propiedad privada.

Por decirlo de otra forma, los Kirchner sólo tienen razón en una reclamación, en Aerolíneas Argentinas (ARSA), donde el grupo español Marsans ha utilizado  -no lo digo yo, lo dice el sumario judicial número 35 de Instrucción de Madrid- fondos públicos españoles, fondos públicos argentinos... y ha hundido el servicio aéreo argentino en un país que precisa de dicho transporte, pues mide más de 3.000 kilómetros de norte a sur.

Ahora bien, los Kirchner a lo suyo: intentan pactar con Marsans que don Gerardo Díaz Ferrán y don Gonzalo Pascual, continúen ganando dinero en Argentina intermediando en la compra de aviones para ARSA. Espero que no sea a cambio del pago de nada, porque los Kirchner sólo se mueven cuando hay dinero de por medio. Pero dinero para ellos, no para los argentinos.

Zapatero no es un cleptómano. Sólo hay que llegar al poder para conseguir dinero y los que desean el dinero para mantenerse en el poder. ZP pertenece a este segundo rango. Quiere perpetuarse en La Moncloa y mataría a su abuelo si no lo tuviera que utilizar como víctima del Franquismo. Así que apoyará Marsans mientras su propietario, Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, siga apoyando de forma vergonzosa al Ejecutivo socialista. Y cuando no lo utilice prescindirá de él.

Por lo demás, todo en orden: Doña Cristina imparte conferencias en Madrid ante el aplauso rendido de los medios informativos españoles, que han acabado por enviar el siguiente mensaje: doña Cristina es buena, pero los argentinos son malos, unos pérfidos que han expropiado a los pobrecitos españoles de Aerolíneas.

Oiga, lo mismo sucedía en el Franquismo: Franco era bueno, pero sus ministros: unos auténticos cabrones.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com