Albert Rivera considera "positivo" la presencia en las instituciones de políticos "no profesionales"

Este martes se presentaba en Barcelona la candidata de Ciutadans a la alcaldía de Barcelona, Esperanza García. Lo hacía en un acto organizado por el Foro de la Nueva Economía en Barcelona. Su programa –según señaló el presidente de Ciutadans, Albert Rivera- se basa en "la novedad y el aire fresco". Un mensaje escaso para un partido que ya no es novedad. Es verdad que en términos de marketing, Ciutadans fue un fenómeno. Se basó en la estructura social, en el trabajo de campo y en un apoyo mediático de El Mundo y la COPE que ya les habría gustado tener a los populares de Piqué.

Pero aquello se convirtió en un ‘bluf'. En primer lugar, porque los primeros espadas se retiraron, dejando la participación institucional a chavales sin bagaje suficiente. Y en política el marketing es importante, pero no lo es todo. En segundo lugar, el movimiento de Ciutadans despertó la gran expectativa de la participación de ciudadanos en la política, sin atravesar los costosos peajes de las maquinarias de los partidos.

La experiencia ha demostrado que la ausencia de ideología ha transformado en un sueño las expectativas de Ciutadans. Ni una sola propuesta audaz, ni preguntas inteligentes en las sesiones de control. Nada de nada. Quizás porque lo que les une es la defensa del castellano en Cataluña. Pero la política catalana tiene más aristas que la política lingüística. Por otra parte, la participación de ciudadanos –no políticos profesionales- en la política municipal ya está garantizada a través de las miles de listas de independientes. En resumen: en estas elecciones locales va a quedar demostrado que Ciutadans ha sido un ‘bluf'. Doble contra sencillo.