En Italia, el ex comunista  Giuliano Ferrara, director de "Il Foglio", y señaladas personalidades mundiales, han solicitado una moratoria sobre la interrupción voluntaria de la preñez; mientras que, el hindú coreano Lenin Raghavarshi, Premio Kwangju de los Derechos Humanos, manifiesta que: "En la base de todos los derechos humanos está el derecho a la vida. Hemos de defender el derecho a la vida del embrión desde el mismo útero". El aborto nos sitúa por debajo del nivel de las alimañas y el abandono de la vida es una muestra de ignominia moral. Es imperiosa una disposición que defienda al feto, desde la concepción hasta su nacimiento. La ausencia de este decreto está dando lugar a feticidios de criaturas nonatas. No se debe malograr al más inocente y asesinarlo: es monstruoso. Del mismo modo opina el feminismo pro-vida, palmario progresismo en apoyo del derecho a la vida. El estado que tolera el malparto se instala en una consciente linde de depravación política. Es bueno destacar las elocuencias de Raghavarshi que afirmó: "Defender que el derecho a la vida es sagrado, llevará a la defensa del derecho a la alimentación, educación y cuidados sanitarios". España es el terruño con mayor elenco de interrupciones voluntarias del embarazo de Europa, con casi 100.000 abortos en 2007. Cada seis minutos y medio una hembra disuelve la preñez. El perfil de la joven peninsular que impide que un cuerpo débil e inocente se dilate en sus entrañas, es el de una jovenzuela soltera, con estudios de segundarios y trabajadora. Clemente Ferrer Roselló clementeferrer@yahoo.es