La mañana del lunes 4 se estrenaba con la noticia de Javier Díez Polanco, más conocido como Polanquín, primo de los hermanos Polanco (Ignacio, presidente de PRISA, y Manuel, consejero), con los que se crío en el domicilio del fallecido Jesús Polanco, dimitía de su cargo como primer ejecutivo de la antigua Sogecable, o división audiovisual de PRISA. Lo hacía harto de los ninguneos a Juan Luis Cebrián, quien ni tan siquiera le permitía participar en las negociaciones para la venta de la plataforma de TV, Digital Plus, un verdadero desastre, como todo el mundo sabe. Era la pieza más perseguida por el Cebrián porque, de los Polanco, Polanquín era el que tenía más experiencia de negocio y el que menos soportaba al consejero delegado del Grupo -con excepción de la también fallecida Isabel-.
Eso sí, lo de Janli puede ser una victoria pírrica, porque él esperaba que la familia Polanco, según costumbre desde la muerte de Jesús e Isabel Polanco y tras un fin de semana de histeria, se ha encontrado con que Manuel Polanco será quien sustituya a su primo. Un Manuel muy crecido, mucho más que Ignacio, que está dispuesto a abordar la refundación de PRISA, pero en dirección opuesta a la que pretende Cebrián. En otras palabras, Cebrián ha conseguido laminar a Polanquín, pero esa puede ser su última victoria en el Grupo.
Lo dejamos en condicional (podría ser su última batalla) por una razón bien sencilla: PRISA está en quiebra. Dos años atrás, ZP, a quien Cebrián, felipista de pro, siempre ha considerado un hombre de coeficiente intelectual más bien débil, harto de las humillaciones del grupo multimedia, que apoyaba al PSOE pero no enaltecía a su persona como es menester, decidió crear su propio grupo, en una operación mediática tan vergonzosa como la que dio lugar a Mediapro-La Sexta-Público. Para que no tuviera problemas de dinero en un sector de alta siniestralidad, ZP financió a sus amigos José Miguel Contreras y Miguel Barroso -los Migueles- y a su otro amigo catalán, Jaume Roures, con dinero del Instituto de Crédito Oficial y del Instituto Catalán de Finanzas, es decir, con dinero público, y con dinero privado servil, como el del grupo Televisa (a quien se obligó a pagar su cuota de entrada en España y luego se le dejó tirado, sin poder alguno).
Ahora bien, la operación Mediapro, así como el pacto con Silvio Berlusconi por Tele 5 no basta para doblegar al PP, quizás porque la crisis económica no perdona y las encuestas empiezan a dar vencedor al PP por primera vez en un lustro. Total, que ZP necesita de PRISA y, además, en una PRISA menos felipista y mucho más zapaterista. Sólo hay un problema para la conversión: PRISA está quebrada. Y un segundo problema: ZP no soporta a Cebrián. Dicho de otra forma, en una de las más vergonzosas operaciones de utilización del poder público para favorecer intereses privados de toda la democracia española, Moncloa se dispone a refundar PRISA, condonándole su deuda y, eso sí, a cambio de la cabeza de Cebrián y de la elevación al cargo de primer ejecutivo de Iñaki Santillana, un hombre de lo más acomodaticio, felipista y zapaterista, todo a un tiempo, amigo de la infancia del nuevo ministro de Educación, Ángel Gabilondo, y de su hermano, la estrella mediática de PRISA, Iñaki Gabilondo.
En definitiva, serán cinco bancos españoles -desde luego no los extranjeros HSBC y BNP- quienes se coman el marrón de PRISA, la deuda galopante de 5.500 millones de euros, empezando por la deuda de la reciente y absurda OPA sobre Sogecable (1.900 millones de euros). Como explicaba a Hispanidad uno de los presidentes bancarios afectados: No existe motivo de alarma bancaria por la deuda de PRISA. Tiene activos para responder de ellas. Curiosa afirmación para un banquero, dado que se trata de activos totalmente intangibles. Nombres propios de los tragasables o tragadeudas: Santander (con Banesto en la mochila) Caixa, Caja Madrid, Popular... y una veintena más de entidades menores. Mientras, Telefónica será quien se quede con el otro marrón, Digital Plus, que ahora sencillamente no quiere nadie.
En definitiva, con el apoyo de Zapatero, Manuel Polanco se dispone a refundar una PRISA al servicio de los intereses electorales de ZP -que no es exactamente del PSOE, donde todavía anida mucho felipsita- donde Cebrián será sustituido en el mando diario por el actual director general de PRISA, Iñaki Santillana. No deja de ser la sustitución de unos chantajistas por otros pero siempre constituye una novedad.
¿Y quién paga la operación? Los bancos, naturalmente, que siempre están necesitados de algún favor gubernamental o, al menos, de alabarse bien con el Gobierno y con los medios. Si los bancos no pueden quebrar los medios aún menos. Y, como es sabido, lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible. Los grandes multimedia del Sistema, se entiende. Los medios informativos pequeños, especialmente de Internet, cuantos más cierren mejor para el poder.
Como asegura un alto ejecutivo español de la comunicación, cuando en el extranjero le preguntan por este tipo de operaciones político-mediático, tan sonrojantes, echa mano del patriotismo: Es que la democracia española todavía es muy joven.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com