La bronca entre la consejería de Economía de Castilla y León y el equipo directivo de Caja Burgos es monumental. La Junta de Herrera nunca ha visto con buenos ojos la integración de Caja Burgos en Banca Cívica. Lo han dicho por activa y por pasiva, pero la última es hacerlo por ley. La nueva normativa establece la posibilidad de la Junta de intervenir. Mucho. Sin que el Gobierno diga nada como en Galicia.
Esta semana estaba previsto el consejo de administración de Caja Burgos en el que se iba a aprobar la integración en Banca Cívica, una fusión, sí, pero no consistente en salir del control de los poderes locales manteniendo la autonomía de gestión y las diferentes marcas. Pues bien, el consejo se ha retrasado ante la amenaza de intervención. ¿Y ahora qué? El Banco de España dice que no puede hacer nada al respecto y la amenaza de Herrera sigue en pie. De momento se gana tiempo. Pero algún día habrá que lanzar un órdago. Cuando haya cartas.
Lo curioso -lo decíamos este jueves- es que el PSOE burgalés apoya al equipo de Caja Burgos contra el consejero popular. Por su parte, Touriño apoya la fusión de las cajas gallegas en contra del criterio de Moncloa. Y Zapatero sigue predicando que es partidario de que despolitizar las cajas. ¿Algún ejemplo?