El presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, no quería comentar el escándalo de la CNMV: "Los ruidos no son buenos", pero a la postre, preside una de las compañías más capitalizadas de la Bolsa de Madrid, así que dijo incluso más de lo que hubiera querido: "Aparece una cosa ocurrida hace dos años y la denuncia quien la conocía: ¿Por qué no lo dijo entonces?".

Ni que decir tiene el presidente de Repsol YPF estaba hablando del famoso dossier sobre el presidente del BBVA, Francisco González (FG), ese dossier que, según el vicepresidente económico, Pedro Solbes, ora existe, ora no.

En el reino del cinismo hay que acudir a la evidencia. Evidencia no demostrable, pero sí mostrable, es decir, al sentido común. Cuando la miserable de Carme Chacón decida olvidarse de la pelota e ir a por el balón y concluir, con exquisita simplicidad, que lo que ocurre es que Conthe no tiene credibilidad (¿por qué había de mentir, señora Chacón?) nada mejor que recordar lo ya sabido.

Lo que ocurrió fue muy simple: Miguel Sebastián, asesor económico y mano derecha de Rodríguez Zapatero introduce en la CNMV, a través de su amigo Arenillas, y en el grupo periodístico Polanco, un dossier sobre la venta de la sociedad de valores FG Inversiones Bursátiles al banco norteamericano Merrill Lynch. Y me da igual que Sebastián advierta que no existió tal dossier. No hace falta darle tal denominación. El caso es que ofreció la carnaza al amigo arenillas y al grupo PRISA. Se trataba de provocar una difamación, que no calumnia, sobre el ya presidente del BBVA, que había echado a Miguel Sebastián del banco (y a Emilio Ybarra, dicho sea de paso). Sebastián buscaba venganza, y utilizó el poder de su cargo en Moncloa para ejercitarla.

Digo difamación, que no calumnia, porque la de la sociedad de valores de FG fue una venta ciertamente censurable. Se inflaron los activos y si la sangre no llegó al río fue porque cuando los norteamericanos analizan las cuentas y ven que FG les ha tomado el tupé, éste ya ha sido nombrado por Rodrigo Rato presidente de Argentaria. Y claro, FG prefiere ceder ante ML y evitar el escándalo. Gana menos, pero no se preocupen: su patrimonio se recuperó enseguida en la Presidencia de la Banca pública. Y como el damnificado, Merrill Lynch, se dio por satisfecho, se echó tierra sobre el asunto. Por tanto, el dossier de Sebastián era difamación interesada, no calumnia.

Conthe insiste en que Arenillas, que introdujo en la CNMV la campaña de descrédito contra FG, debe dimitir. Pero no: el que realmente debe dimitir es Sebastián y, sobre todo, su jefe, el presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, que ha convertido La Moncloa es una especie de mafia oficial donde los Vito Corleone de turno ajustan cuentas pendientes utilizando de forma espuria el poder que les ha otorgado el Estado, 'mayormente' el pueblo soberano. Esta utilización espuria del Estado por parte del Zapaterismo, hasta niveles que no habría osado ni el socialista Felipe González ni el popular José María Aznar (ninguno de los dos grato a mis ojos), constituye el verdadero peligro de un personaje siniestro e insensato como ZP que ha arrasado todas las instituciones públicas del Estado (le quedan algunas, pero está en ello).

E insisto, en esta historia no hay buenos: todos son malos. Es verdad que, al final de su mandato, con el caso ENEL-Acciona, Manuel Conthe tuvo un ataque de honradez. En su fuero interno debió pensar: "Me he tragado muchas, pero por esta no paso". Luego, su vanidad y sus deseos de venganza al verse abandonado por todos sus correligionarios socialistas, hizo el resto.

Ahora bien, dicho esto, no estoy dispuesto a que Manuel Conthe se convierta en el héroe del año. Sus acusaciones son buenas, sus razones para formularlas, deleznables Su gestión como presidente del organismo regulador de los mercados financieros ha sido un desastre. Intentó censurare ala prensa, aplicando el criterio –oriundo de Europa, pero no por ello menos sacrílego, de que la correcta cotización de las empresas en Bolsa es más importante que la verdad. Ha amenazado e investigado a la prensa, y sus dardos han sido lanzado, o bien contra los poderosos señalados por el Gobierno, o bien contra los peces chicos. Brufau tiene toda la razón: si lo sabía hace dos años, ¿por qué no lo dijo entonces? Por último, no se ha atrevido a entrar en el clamoroso escándalo de las retribuciones de los ejecutivos españoles. Por ejemplo, el salario y pensión de FG.

Por cierto, ¿alguien podría matizarme que si Conthe intentaba censurar a la prensa, FG, con el dinero de los accionistas del BBVA, la tiene de hecho censurada? Y si alguien me matiza tal cosa… bueno, no sabré qué contestar. También sería difamación, que no calumnia.

Eulogio López